URUGUAY – “A encontrar lo que haya”

El Gobierno le encarga al profesor Cayota investigar sobre desaparecidos en la dictadura en los archivos vaticanos

Con expectativas diversas, avanzan las gestiones para que Uruguay acceda a los archivos secretos del Vaticano que contienen la información vinculada a la última dictadura, que rigió desde 1973 a 1985. Luego de que la Santa Sede liberara la información relativa a la dictadura argentina, se esperaba que la misma medida se replicara en el país vecino, y hacia ello se camina.

Una de las primeras acciones de Francisco Ottonelli, luego de asumir el año pasado su cargo como embajador uruguayo ante el Vaticano, fue la de solicitar la apertura de estos archivos. Luego, en diciembre, el presidente Tabaré Vázquez tuvo un encuentro con el papa Francisco en el que hablaron sobre este tema y en enero fue también visitado por el vicepresidente Raúl Sendic para avanzar en su implementación. En los primeros días de febrero el gobierno anunció la designación del profesor Mario Cayota como encargado de esta investigación.

Cayota es historiador y doctor en filosofía por la Universidad de La Plata (Argentina). Fue por varios años presidente del Partido Demócrata Cristiano, que forma parte de la coalición partidaria que conforma el Frente Amplio que gobierna el país desde 2005. Además, fue él mismo embajador uruguayo ante la Santa Sede entre 2006 y 2011. Al iniciar su segundo mandato, Vázquez creó el Grupo Verdad y Justicia para continuar profundizando las investigaciones sobre la dictadura y designó a Cayota como uno de sus miembros. Ya fue acordado que se inicien los contactos entre el gobierno y los cardenales encargados de los archivos, y se espera que el trabajo pueda comenzar este mismo mes. El período a investigar abarca desde 1968 a 1985, comprendiendo también los cinco años previos al comienzo de la dictadura, en los que también existieron medidas represivas.

 

¿Falsas esperanzas?

Cuando el año pasado el tema comenzó a hacerse público el cardenal Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, declaró en la prensa que no se hacía demasiadas ilusiones sobre la información que podía llegar a encontrarse: “Yo no tengo expectativa que pueda haber datos con respecto al tema concreto de desaparecidos porque también hicimos un relevamiento en los archivos de las curias diocesanas y no los hay. Lo que se encontraron fueron algunas cartas de familiares pidiendo datos, pero no datos del otro lado y no creo que en el archivo del Vaticano haya nada relevante al respecto”, vaticinó el prelado en diciembre.

Invitado por un talk show televisivo, Cayota dijo al respecto que no hay que sobreestimar ni subestimar lo que pueda conocerse luego de este trabajo. Anticipó que “desde el punto de vista judiciario” no habrían elementos significativos, “pero sí desde el punto de vista histórico, de la memoria”, afirmó. “Y eso es importante porque tiene que ver con la verdad”, remarcó. Por ello considera esta acción como algo “muy saludable” para la sociedad.

El historiador mencionó también que, además de los desaparecidos, hay muchas otras situaciones que son “muy graves” y que saber más sobre ellas puede “enriquecer la historia”, como es el caso de las destituciones, y anticipó que la información archivada será “muy heterogénea”. Recordó que la Nunciatura es una embajada, con rango diplomático, por lo que se puede recurrir a ella –y así se hacía– en tiempos de la dictadura. “No podemos adelantar qué vamos a encontrar, pero vamos abiertos a encontrar lo que haya”, afirmó.

Otro elemento que alimenta la esperanza de Cayota proviene de un compatriota que también se encuentra en el Vaticano: Guzmán Garriquiry, quien desde 2014 es el vicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, convirtiéndose así en el laico con el cargo de mayor jerarquía en la Santa Sede. Según Cayota, Carriquiry dice que “puede haber mucha información”. Si bien él no tiene acceso a los archivos, Cayota recuerda que ya se encontraba en el Vaticano en los años 70’ y pudo presenciar lo que ocurría y lo que se tramitaba. “Por algo lo dirá”, reflexiona con optimismo. Tanto, que cuando la conductora del programa televisivo le volvió a preguntar si se encontraría algo que valiera la pena, respondió: “Ya tengo 80 años, no estoy haciendo buena letra”.

 

PABLO RAMALLA. MONTEVIDEO

 

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