ARGENTINA – Vaticano y Episcopado a favor de la verdad

A 40 años de la última dictadura militar, se puso a disposición de familiares de desaparecidos los archivos de la Iglesia.

La convocatoria fue misteriosa, las conjeturas confusas. Sin embargo varias horas antes de que la Santa Sede y la Conferencia Episcopal Argentina (CEA) dieran a conocer “en forma simultánea” el comunicado desconocido, los principales medios de comunicación de la Argentina ya hablaban de que la Iglesia iba a desclasificar archivos de la última dictadura militar, la más violenta y sangrienta de todas.

Tal como lo había anunciado la convocatoria misteriosa de la oficina de prensa del Episcopado, el martes 25 de octubre a las 8 de la mañana (13 en Roma), la agencia AICA dio a conocer el comunicado en conjunto que indicaba que se terminaba “el proceso de organización y digitalización del material de archivo del período de la dictadura militar (1976-1983), conservado en los archivos del Episcopado argentino, la Secretaría de Estado de la Santa Sede y de la Nunciatura Apostólica en Buenos Aires” y que de acuerdo con un protocolo “que se establecerá próximamente”, estos archivos quedarán a disposición de “las víctimas y familiares directos de los desaparecidos y detenidos y, en el caso de religiosos o eclesiásticos, también sus superiores mayores”.

Dos horas más tarde, José María Arancedo, arzobispo de Santa Fe y presidente de la CEA; Mario Poli, cardenal arzobispo de Buenos Aires y vicepresidente primero de la CEA; y Carlos Malfa, obispo de Chascomús y secretario general de la CEA, atendieron a los medios en una conferencia de prensa en la sede del Espiscopado que duró menos de una hora. A diferencia de tantas otras ruedas de prensa convocadas por la CEA, generalmente de escasa presencia periodística, esta conferencia tuvo una asistencia impresionante. Además de los principales medios de comunicación del país, se sumaron varios corresponsales de medios extranjeros, lo que demuestra que hay temas que aun son muy sensibles para la sociedad y que, en muchos casos, la Iglesia debe una respuesta. Así sucede con toda la información y los datos vinculados a personas desaparecidas y/o detenidas ilegalmente durante el Proceso de Reorganización Nacional y que se sospecha que pueden tener parroquias, diócesis, Episcopado, incluso, el mismo Vaticano.

Según el comunicado en conjunto entre la Santa Sede y el Episcopado argentino, “se ha constatado que este proceso de organización y digitalización, llevado a cabo en conformidad con las decisiones e indicaciones del Santo Padre y que supone la continuación de un trabajo ya iniciado años atrás por la Conferencia Episcopal Argentina, ha terminado”.

En la conferencia de prensa, tanto Arancedo como Malfa dieron diferentes precisiones. “Esta puesta a disposición de los archivos vinculados a la última dictadura militar exigió un trabajo de digitalización y de clasificación muy grande. Se hizo relacionando los documentos y las cartas con las personas, tanto para esclarecer la historias de mucha gente, como para sincerarnos con la historia nacional”, aseguró Malfa.

Télam, 25/10/2016 Buenos Aires - El vicepresidente de la Confer

Por su parte, el presidente de la CEA sostuvo que “la reconciliación no se opone a la justicia” y aseguró que él mismo fue a la justicia “cuando fue requerido”.

Sin embargo, quien sorprendió con la claridad de sus respuestas, la precisión de la información y el bagaje de conocimientos fue Poli. Ante varias preguntas de los periodistas, dio cátedras magistrales, no solo sobre la jurisprudencia eclesial en este tema, sino también sobre historia de la Iglesia. “Los archivos se fueron organizando, eso llevó mucho tiempo ya que los verdaderos archivos no están en el Episcopado, sino en las diócesis y en las parroquias de todo el país. Igualmente, siempre han salido documentos parciales que se han aportado a la justicia”, aseguró el cardenal. Y con claridad agregó: “hay documentos que fueron a la Nunciatura, y muchos que llegan a la Nunciatura van directamente a la Secretaría de Estado del Vaticano. Por eso, se tuvo que hacer un trabajo en conjunto y este anuncio en conjunto”.

Sobre la realidad que puedan dar a conocer los cientos de miles de cartas y documentos sobre la última dictadura militar que están en los archivos de la Santa Sede como en las distintas diócesis, Poli parafraseó al prestigioso historiador argentino, el salesiano Cayetano Bruno, quien siempre en sus debates sobre historia sostenía: “La verdad duele, pero ilumina”.

 

A favor de la verdad

La convocante conferencia de prensa duró unos 50 minutos. Sin embargo, llevó muchas horas de preparación en Roma. Sucede que los tres prelados que contestaron a los periodistas (como muchos otros obispos argentinos) aterrizaron en Buenos Aires pocos días antes, ya que estuvieron en la Vaticano participando de la canonización de Gabriel del Rosario Brochero. Sin embargo, el papa Francisco los convocó a una audiencia privada en el Palacio Apostólico el lunes 17, donde abría dado a la comisión ejecutiva de la CEA instrucciones precisas sobre este tema.

ARG-francisco

El texto del comunicado conjunto asegura que “el sábado 15 de octubre de 2016, en el Vaticano, la Comisión Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina (…) se ha reunido con S.Em.R. el Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado de Su Santidad; S.E.R. Mons. Richard Paul Gallagher, Secretario para las Relaciones con los Estados, y algunos Oficiales de la Secretaría de Estado, para una valoración de los trabajos de catalogación y digitalización del material de archivo del periodo de la Dictadura Militar (1976-1983…”.

Trascendió que en esta reunión, la principal preocupación de los funcionarios vaticanos era de qué manera iba a comunicar la CEA la finalización de este proceso “de catalogación y digitalización”. Sucede que si se hablaba de “apertura de archivos”, se sospecha que muchos otros países harán llegar sus consultas y pedidos de datos, y sin una organización esquematizada es imposible atender consultas tan puntuales de todo el mundo al mismo tiempo.

Lo interesante de todo esto es que, por más que hayan pasado 40 años, la Iglesia argentina tomó conciencia del valor que tienen los archivos para reconstruir la historia y cerrar heridas que tanto daño han causado.
NICOLÁS MIRABET. BUENOS AIRES

 

 

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