Tras los pasos de María Magdalena

P. Juan María Solana, excavaciones en la antigua Magdala, ciudad de María Magdalena

Las excavaciones en la antigua Magdala revelan que era “una ciudad próspera” dedicada a la pesca y las salazones

excavaciones en la antigua Magdala, ciudad de María Magdalena

Una de las quince piscinas para la salazón de pescado recientemente descubiertas

Tras los pasos de María Magdalena [extracto]

JUAN CARLOS RODRÍGUEZ | Hace algo más de diez años, cuando el P. Juan María Solana (Puebla, México, 1960) llegó a Jerusalén en 2005 como encargado –chargé– de la Santa Sede para el Instituto Pontificio Notre Dame de Jerusalén, sintió que debía construir un centro espiritual, de retiro, de hospedaje, que girara en torno al ministerio de Jesús a orillas del mar de Galilea y lo que llama “su arte para atraer a la gente y transformar sus vidas”.

Eligió para ese centro de acogida de peregrinos Migdal, la antigua Magdala, la ciudad de María Magdalena, y ahí vio también “una oportunidad especial para honrar a la mujer y, en especial, a las mujeres de fe”.

En 2009 inició la construcción de la que debía ser la casa de huéspedes entre la orilla occidental del lago de Tiberíades y la base del Monte Arbel. Fue entonces cuando encontraron el yacimiento arqueológico que confirma la identidad de María Magdalena: “En realidad, el concepto no cambia, se confirma y se enriquece –confirma Solana a Vida Nueva–. Sabiendo que Magdala era una ciudad próspera y que hemos encontrado numerosos objetos y edificios que lo demuestran, la frase del Evangelio de Lucas 8,3 donde dice que varias mujeres seguían a Jesús y lo servían ‘con sus bienes’, toma mucho más sentido. Sabíamos que María Magdalena, junto a las otras mujeres, eran de un cierto nivel social. El texto precedente dice que estaba ahí Johanna, esposa de Cuza, administrador de Herodes, pero la arqueología nos confirma ahora el dato. Era un lugar próspero. Seguramente, el pueblo más rico en las riberas del lago de Tiberíades”.

Un asentamiento intacto

Las excavaciones revelaron también una sinagoga del siglo I –“donde seguramente Jesús enseñó”– y, dentro de ella, la denominada piedra de Magdala, esculpida con la imagen más antigua de la menorá de siete brazos del Segundo Templo de Jerusalén: “Uno de los hallazgos arqueológicos más importantes de Israel en los últimos 50 años”. Pero junto a la sinagoga, surgió primero un asentamiento intacto, también del siglo I, identificado como la vieja ciudad de Magdala en la que enseñó Jesús.

“Se han encontrado diversas unidades donde se muestra que era gente dedicada a la pesca y a procesar el pescado para venderlo, incluso, como dice Flavio Josefo, en el mercado de Roma. El corte de las piedras de construcción, la extensión del pueblo o la decoración de la sinagoga indican que hubo mucho más que lo estrictamente útil. Estamos ya en el campo de la belleza, de la decoración…”, explica.

El P. Juan María Solana con varias jóvenes en el Centro Magdala, excavaciones en la antigua Magdala, ciudad de María Magdalena

El P. Juan María Solana con varias jóvenes en el Centro Magdala

Una ciudad –y una sociedad– poderosa, adinerada y comerciante, la más importante en Galilea hasta la fundación de Tiberias, que permite conocer mejor a María Magdalena, confirmar que era una mujer acaudalada y entender mejor cómo fue la vida de los seguidores de Jesús.

“El pueblo y las ruinas de Magdala no tendrían la importancia que tienen si no fuera por la persona que la ha hecho famosa: María de Magdala. Al decretar el Vaticano la solemnización de la memoria de María Magdalena, por efecto, su pueblo adquiere mayor relevancia histórica, cultural, arqueológica y religiosa”, explica el creador del Centro Magdala, pensado para ser un lugar de oración y crecimiento espiritual.

El reciente decreto del papa Francisco sobre la fiesta de santa María Magdalena impulsa también al Centro Magdala a seguir preservando y restaurando los descubrimientos arqueológicos. “Experimentamos una mayor responsabilidad, si cabe, de hacer las cosas mejor, pensando en los millones de visitantes que durante los años irán pasando por estos lugares –insiste Solana–. Además, Magdala ha sido excavada solo en un pequeño porcentaje. Sentimos la necesidad de continuar las excavaciones con la esperanza de encontrar más elementos que nos ayuden a conocer a esta figura excepcional”.

El nombre completo de la antigua ciudad es Magdala Tarichaea, es decir: “La torre donde el pescado es salado”, que explica claramente su riqueza y actividad económica. Las recientes excavaciones han descubierto el antiguo puerto y quince piscinas para la salazón de pescado, plomos y pivotes. El proyecto arqueológico está a cargo de la Universidad Anáhuac México Sur en cooperación con la Universidad Nacional Autónoma de México y la Autoridad de Antigüedades de Israel.

Pero el Centro Magdala es más que un complejo arqueológico. Incluye la iglesia Duc in Altum, construida en 2014, y cuyo nombre toma del Evangelio de Lucas, cuando Jesús indica a Simón Pedro: “Rema mar adentro y echad vuestras redes para la pesca”. El templo contiene un púlpito en forma de barca –la barca de Pedro– y un atrio dedicado a las mujeres a través de ocho pilares de mármol, cada uno grabado con los nombres de las mujeres seguidoras de Jesús, entre ellas, María Magdalena.

Es también, por tanto, un homenaje a la memoria de las mujeres que le siguieron y, también, de las que le siguen hoy: “Magdala, como Nazaret por lo que se refiere a la Virgen María, es icono del Evangelio en lo que se refiere a la mujer. Cuando uno contempla un icono ortodoxo, no está viendo una imagen, sino a la persona, su misión, su vocación y su contexto. María Magdalena es un icono para muchas mujeres y su experiencia puede servir a muchos para encontrarse y valorar el papel que tiene en la vida”.

excavaciones en la antigua Magdala, ciudad de María Magdalena

Una encrucijada para judíos y cristianos

Por expreso deseo del papa Francisco, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos publicó el pasado 3 de junio un decreto por el que la actual memoria de santa María Magdalena es elevada al grado de fiesta en el Calendario Romano General. Aunque la fecha elegida por el Vaticano sigue siendo el 22 de julio, será el día después, el sábado, cuando en la iglesia Duc In Altum se ofrecerá una solemne misa para conmemorar la festividad de María Magdalena, presidida por el obispo del Patriarcado Latino en Israel, Giacinto-Boulos Marcuzzo. Una fiesta abierta a todos.

Porque Magdala quiere ser hoy un ejemplo de diálogo interreligioso y de turismo, que ya es visitado por miles de peregrinos y visitantes de todo el mundo. “Desde que se adquirió el primer terreno para el proyecto de Magdala, se tenía bien claro que era un lugar relacionado con todos los cristianos, y no solo con los católicos, por ser el origen del cristianismo –apunta el P. Juan María Solana–. Cuando se descubrieron las ruinas arqueológicas, y sobre todo la sinagoga con la ‘piedra de Magdala’, nos dimos cuenta de que también para los judíos era un lugar excepcional. Cada día que avanzan los estudios sobre los descubrimientos nos admiramos de esta conexión y de la vocación que Magdala tiene para fomentar el diálogo interreligioso y ecuménico. Por eso hemos llamado a Magdala una encrucijada de la historia judía y cristiana”.

En el nº 2.998 de Vida Nueva

 


LEA TAMBIÉN:

Compartir