Bolivia: Iglesia rechaza cadena perpetua, incluso para violadores de menores

Mientras La Iglesia defiende la conversión de la persona, el presidente Morales no quiere pensar que se esté defendiendo “a obispos violadores”.

La reciente resolución de incorporar la cadena perpetua como pena máxima para violadores de menores nuevamente enfrenta al gobierno boliviano y a la Iglesia, que aboga por una cárcel rehabilitadora. Entre las declaraciones cruzadas, desde la presidencia se especuló incluso con que la postura eclesial fuera una actitud cómplice hacia posibles obispos pederastas.

La Cumbre de Justicia Plural para Vivir Bien se realizó a principio de mes en la ciudad de Sucre, buscando sentar las bases para reformar el sistema de justicia del país. Previamente se realizaron “precumbres” en cada uno de los nueve departamentos de Bolivia, en las cuales se recogieron las principales propuestas ciudadanas como insumo para la discusión.

Fueron más de cien las conclusiones a las que arribó la Cumbre, como la decisión de mantener la elección de magistrados con el voto popular, pero haciendo unas modificaciones en la modalidad de preselección, o de implementar la evaluación de jueces y fiscales, con la respectiva posibilidad de que sean suspendidos. También se estableció la colocación de cámaras de vigilancia en las oficinas de jueces, magistrados, fiscales y policías para luchar contra la corrupción del sistema, así como la redacción de una ley que afirme la validez de las filmaciones y grabaciones como pruebas idóneas en delitos de corrupción.

De todas las resoluciones, hubo una que generó rechazo por parte de la Iglesia católica: la adopción de la cadena perpetua como pena mayor. La Cumbre Judicial estableció que esta sería la sanción máxima para quienes cometan violación de niños o niñas que luego hubieren fallecido producto del abuso. La actual Constitución establece la pena máxima posible en 30 años de prisión, por lo que llevar esto a la práctica podría requerir una reforma constitucional. Por ahora se ha conformado una Comisión de implementación, que estudiará cómo llevar adelante estos cambios.

Altercado
A poco de conocidas estas resoluciones, el arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, Sergio Gualberti, abordó el tema en su homilía del domingo 12 de junio. Primero afirmó que perdón de Dios, no se limita simplemente a la absolución de las culpas, sino que es el don gratuito de él mismo, en la presencia de Jesús. “La conversión no es fruto tanto de nuestra iniciativa y de un movimiento interior, sino del paso del Señor por nuestras vidas, es puro don de Dios Padre que nos quiere hacer participes de su vida. Sólo en la experiencia del amor verdadero se da el encuentro salvador entre nuestra miseria y la misericordia de Dios”, expresó.

“Qué distinta la actitud de Dios para con nosotros, de la de la Cumbre de Justicia que en estos días en Sucre ha decidido implementar la pena de cadena perpetua en nuestro país para determinados delitos”, comparó el prelado. “Esta medida es una muestra de total desconfianza en la capacidad del hombre de reconocer sus errores y de cambiar su vida y también va en contra de la Constitución Política del Estado y de los derechos humanos al determinar la muerte moral y social de las personas”, argumentó, agregando también que “experiencias similares vigentes en diversos países han fracasado en su objetivo”. “Además, esta normativa en situaciones de una administración corrupta de la justicia, puede prestarse a graves abusos, como nos enseña la historia”, advirtió.

Con la convicción de que “la misericordia siempre será más grande que cualquier pecado y nadie podrá poner un límite al amor de Dios que perdona –concluyó–, pedimos al Señor que en nuestro país las leyes y las instituciones carcelarias apunten no a la condena de por vida sino a favorecer la rehabilitación, la corrección y la reinserción en la vida de la sociedad de la personas que han caído en errores o delitos”.

Dos días después, en una conferencia de prensa, el presidente Evo Morales manifestó su rechazo ante estas declaraciones, incluso implicando a las autoridades eclesiales en una posible maniobra de encubrimiento: “No entiendo cómo la Iglesia rechaza la cadena perpetua. No quiero pensar que defienden a obispos violadores (…) No quiero pensar que el obispo que se opone está defendiendo al obispo que violó a un niño”, especuló.

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