EN VIVO: “Queremos una conversión en la Iglesia, a partir de su jerarquía”

CHILE: Laicos, una nueva esperanza
Así se vivió el II Encuentro Nacional de Laicos y Laicas realizado en Osorno

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Unas 200 personas, la mayoría dirigentes de comunidades eclesiales de base en 10 diócesis de Chile, llegaron el sábado 21 de mayo a la Escuela Santa Cecilia, en Osorno, para participar en el II Encuentro Nacional de Laicos y Laicas. Aunque la situación que detonó este encuentro es el cuestionamiento a la designación del obispo Juan Barros Madrid a esa diócesis, la reunión tenía como tema central La misión del laicado en la Iglesia, título de la conferencia central a cargo de Carolina del Río, teóloga y periodista laica, profesora de la Universidad Alberto Hurtado y participante en el grupo Teologanda, de Argentina.

Ella fundamentó la necesidad de un mayor protagonismo laical, responsable, acentuando la necesidad de que las mujeres asuman mejor su participación.

Ya el año anterior se había celebrado un encuentro similar con su foco puesto en el rechazo al recién asumido obispo. Esta vez, siendo ése también el punto de partida, la mirada estuvo puesta en la renovación de la Iglesia desde una mayor incidencia laical.


La iglesia se esconde

“Se nos entregó un obispo muy cuestionado y que yo también he cuestionado públicamente y frente a él”, explica Pedro Kliegel, sacerdote alemán que trabaja en esta diócesis hace 50 años. “Sabiendo que es autoridad estamos buscando un camino para ver a nuestra iglesia con otros ojos –agrega–. No estamos protestando contra Barros, sino buscando hacer nacer una Iglesia diferente. Estamos buscando una autoridad diferente, que nos escuche, porque los obispos en las orientaciones pastorales nos dicen que somos una ‘Iglesia que escucha’, pero esto es lo que menos hace la Iglesia. La Iglesia no escucha.

Queremos que realmente se logre hacer una comunión dentro de nuestra estructura eclesial donde los laicos sean escuchados, nosotros los sacerdotes seamos escuchados. En esta búsqueda estamos. Seguramente es un camino muy largo”.

“Personalmente acepto al obispo como autoridad, pero quiero trabajar con él bajo el fundamento de la verdad. Que nos diga lo que esconde, lo que sufre, lo que quiere y decirle lo que nosotros queremos. Esta es la base para encontrar una visión común, una meta común, porque la autoridad hoy debe ser otra. Me siento muy apoyado por documentos papales que exigen el diálogo. El Papa quiere diálogo, espera una Iglesia diferente, explica Kliegel. Y continúa: “Desde esos documentos, desde el Concilio, estamos trabajando en nuestros grupos para saber lo que la Iglesia quiere para aplicarlo. Porque la Iglesia vive actualmente como los discípulos después de la muerte de Jesús: se esconde. Los obispos se esconden en su autoridad, los laicos se esconden en su silencio, entonces, tenemos que romper esto para reencontrarnos. No para confrontarnos, sino para dialogar, el diálogo trae novedades si confiamos unos en otros. Este es el camino que se inicia con estas reuniones como la de hoy aquí en Osorno”.

 

El dolor subsiste

Según Kliegel, “vivimos una Iglesia desunida, un clero y religiosas desunidas, sabemos que así no puede seguir. En este camino queremos también apoyar al laicado para que volvamos a escucharnos para poder después dialogar, empezar a entendernos y buscar caminos de reconciliación eclesial. Porque sabemos que la autoridad se nos impuso, la autoridad no va a ceder. Lo sabemos”.

El también sacerdote diocesano Américo Vidal, vicario de pastoral de la diócesis de Osorno hasta abril pasado, cuando terminó su período y no fue renovado por el obispo, complementa a Kliegel: “La Iglesia quedó dividida apenas se supo el nombramiento del obispo Barros para Osorno. Cada vez se agrava más esta situación especialmente en el clero porque algunos no se saludan; religiosas y movimientos divididos, incluso familias divididas a causa de esta situación. El dolor subsiste en la comunidad eclesial tanto en quienes lo apoyan como en los que no. Nadie quiso nunca esto que estamos viviendo. Alguien tiene que asumir esta responsabilidad. Ha pasado un año y la situación no ha cambiado, no hay ninguna señal”.

En marzo pasado Juan Barros cumplió un año como obispo de Osorno. Su gestión ha sido controvertida y compleja, además de estar en permanente exposición pública en el país. “En el caminar de un año hemos ido dándonos cuenta que la crisis está en la Iglesia católica chilena”, relata Danilo Andrade, casado, catequista en el colegio jesuita San Mateo hace más de 20 años y actual dirigente del movimiento de laicos en Osorno. “Nosotros amamos tanto a nuestra iglesia que queremos que ella vuelva al estilo de Jesús y por eso hemos invitado a hermanos de otras diócesis para compartir nuestras experiencias. No se trata de estar en contra de lo que haga Barros o Karadima, sino de organizar los laicos a nivel nacional para que seamos escuchados porque lamentablemente la jerarquía sigue dando pautas de moral pero no se miran a ellos mismos para hacer una revisión de lo que está pasando. Nos da pena ver tanta situación complicada hoy en la Iglesia”.

Este encuentro se realiza porque “nosotros somos enamorados de Jesús”, asegura Andrade. Y añade: “Queremos una conversión en la Iglesia, a partir de su jerarquía, porque mantienen a Jesús crucificado, no lo han bajado de la cruz. Se han olvidado de Él, se han olvidado del Concilio Vaticano II. Está todo escrito, pero no se hace lo que está escrito. La enseñanza de Jesús y su testimonio en la cruz, no lo podemos esconder”.

La crítica que hizo el Papa Francisco a este movimiento fortaleció la que ha habido también en Chile. Sin embargo, Américo Vidal sostiene que “los han acusado de políticos, pero son todos gente nuestra: catequistas, dirigentes parroquiales, de los equipos litúrgicos. Tendrán su legítima ideología, pero son gente que uno ha visto en las parroquias y que desde muchas generaciones venimos compartiendo en esta Iglesia”. Agrega que el año transcurrido ha provocado desgaste en el movimiento, pero “ahora ven que los desafíos son distintos: buscar una acción orgánica de laicos que los estimule a asumir más compromisos en las parroquias, en las estructuras que van quedando y ayuden a tomar conciencia a los otros laicos”.

Aunque el movimiento ha ampliado su horizonte, en relación a la continuidad del obispo en Osorno, Vidal reflexiona: “Entiendo que el Santo Padre no lo saque de Osorno. La única salida que veo es que él tome conciencia de lo que ha provocado y está pasando en la diócesis. No estamos felices. Él dice que ‘por amor a Jesús y a la Iglesia’, por ‘obediencia al Papa’, sigue aquí, pero puede darse cuenta de esta situación. El poder tiene que ejercerse en forma libre y servicial, y no así como estamos. El poder es servicio, no es opresión. Aquí hay mucha gente oprimida y eso se ve en las parroquias y en las comunidades”.

 


Signos de esperanza

“Lo primero es que la autoridad salga del escondite, que muchos laicos salgan del silencio. Hay obispos que me dijeron ‘pásate a nuestro lado porque la Iglesia igual va a ganar’. No se trata de eso. Frente a un amigo tengo el deber de ser honrado, pero frente a mí mismo y a mi conciencia tengo la obligación de ser honrado. Esto nos enseña la iglesia: no puedo dar la absolución a alguien que no es honrado, que no es verdadero”, concluye Pedro Kliegel.

Después de un día de reflexión en grupos de trabajo, los más de 200 laicos y laicas participantes en el encuentro aprobaron la declaración final en la que reconocen “que esta crisis no es exclusiva responsabilidad de la jerarquía de la Iglesia, sino que también es nuestra porque en no pocas ocasiones hemos evadido el deber del laicado que es ser corresponsables del devenir de nuestra Iglesia en el mundo aportándole la teología de la vida”. Más adelante agregan: “en este tiempo de crisis vemos signos de esperanza. Por eso, agradecemos al Espíritu del Señor reunirnos en medio de la grave situación que atraviesa la diócesis de Osorno, porque en ese dolor hemos podido avanzar en el descubrimiento del rostro de Cristo en este II Encuentro Nacional de Laicos y Laicas. Con profundo discernimiento y responsabilidad denunciamos, en la libertad y valentía que nos otorga la dignidad de ser hijos e hijas de Dios, una estructura eclesial que favorece el ejercicio de un poder revestido de religión, que crea y recrea exclusiones de aquellos que por mandato de Cristo deberían ser nuestras prioridades”.

Y luego de llamar a “todas las comunidades cristianas de Chile a perder el miedo, a confiar en este soplo del Espíritu que nos invita a ser más seguidores de Jesús, un Pueblo de Dios que sale más al encuentro” concluyen renovando “nuestra opción por el Dios de vida que nos pide insertarnos para caminar con los preferidos de Jesucristo”.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO

 


“No pierdan la serenidad”

En su edición Nº 67, Vida Nueva publicaba que en la Plaza San Pedro, un miércoles de mayo, el papa Francisco saludó al vocero de la Conferencia Episcopal de Chile, Jaime Coiro, y a su familia. En un video que alguna persona registró con un dispositivo móvil se oye a Coiro decir: “Santo Padre, somos de Chile, una iglesia que clama, que está sufriendo y que reza por usted”.

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Francisco hace un instante de silencio, pero luego le habla durante más de un minuto. El Papa se refiere a Osorno diciendo que es “una iglesia que perdió la libertad dejándose llenar la cabeza por políticos, juzgando a un obispo sin ninguna prueba después de 20 años de ser obispo”. Y continúa recomendando que “piensen con la cabeza y no se dejen llevar de las narices por todos los zurdos que son los que armaron la cosa. Además, la única acusación que hubo contra ese obispo fue de-sa-cre-di-ta-da por la Corte Judicial. Así que, por favor, no pierdan la serenidad. Osorno sufre, sí, por tonta, porque no abre su corazón a lo que Dios dice y se deja llevar por las macanas que dice toda esa gente. Yo soy el primero en juzgar y castigar a alguien que tiene acusaciones de ese tipo. Pero en este caso: ni una prueba, al contrario. De corazón se los digo”.

Obviamente, este video se viralizó. Fue luego de que el noticiero central de un canal de televisión santiaguino difundiera por su pantalla dicho mensaje.

 

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