Un juicio rápido para ‘Vatileaks 2’

“El Papa quiere que esto acabe pronto”, dice el acusado Angel Lucio Vallejo

Primera sesión del juicio de Angel Lucio Vallejo Balda Francesca Immacolata Chaouqui en el tribunal vaticano

Primera sesión del juicio de Angel Lucio Vallejo Balda Francesca Immacolata Chaouqui en el tribunal vaticano

ANTONIO PELAYO (ROMA) | Todo se ha desarrollado en un clima de calma absoluta y perfecto orden, como si se tratase de un proceso banal. Fuera del aula del Tribunal de Justicia del Estado de la Ciudad del Vaticano, sin embargo, la expectación era enorme y centenares de periodistas esperaban noticias. A las diez y media de la mañana del martes 24 de noviembre, el presidente del Tribunal, Giuseppe della Torre, pronunciaba las palabras rituales: “Se abre la audiencia”. En el banquillo de los acusados tomaron asiento Ángel Lucio Vallejo, Francesca I. Chaouqui (vestida muy informalmente), el secretario personal del monseñor español, Nicola Maio, y los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi, autores de los libros causantes del escándalo.

Después de la lectura de los cargos por parte del canciller, el presidente del Tribunal informó que había transmitido al Tribunal de Casación la petición por parte de monseñor Vallejo y del periodista Nuzzi de que se permitiera la actuación en el proceso de sus dos abogados de confianza.

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La seguridad en San Pedro es visible estos días

Seguidamente, se dio la palabra a la abogada Emanuela Bellardini (defensora de Vallejo), que pedía más tiempo para poder asumir la defensa de su cliente, con quien había mantenido su primer contacto esa misma mañana. Igualmente, se autorizó a Fittipaldi a leer una declaración en la que afirmaba que “no se me consiente de ninguna manera defenderme, ya que [el acta de acusación] no contiene ni siquiera implícitamente la más mínima descripción del hecho que se me atribuye”.

Los miembros del Tribunal –el presidente della Torre y los jueces Piero Antonio Bonnet, Paolo Papanti-Pelletier y Venerando Marano, se retiraron para deliberar. Tres cuartos de hora después, el Fiscal (Promotor de Justicia), Roberto Zanotti, rechazó las dos peticiones argumentando, además, que “no se pretende conculcar la libertad de prensa, sino que el acusado está llamado a responder sobre la conducta de la actividad llevada a cabo para obtener las noticias y los documentos publicados, y esto está indicado en el acta de acusación”.

Después del receso, el Tribunal anunció que las audiencias continuarán el lunes 30 con los interrogatorios a los acusados, que irán en este orden: Vallejo, Chaouqui, Maio y los dos periodistas. Están previstas sesiones mañana y tarde con el fin de acelerar el proceso. Durante la pausa de la audiencia, los acusados pudieron intercambiar impresiones con los ocho periodistas admitidos a seguir el proceso. Vallejo reiteró que se sentía tranquilo, sereno y protegido por la Gendarmería durante su detención. Y añadió que “el Papa quiere que esto termine pronto, y yo también”.

El viaje más peligroso

Cambiamos radicalmente de tema… “Está muy tranquilo, relajado y sereno”, me confesó una veterana fotógrafa polaca que formó parte del pool de periodistas que asistió el lunes 23 a la audiencia del Papa con Rodney Williams, gobernador general de Antigua y Barbuda, en el Caribe. Un acto que tenía lugar justo 48 horas antes de que Francisco iniciara su primer viaje a África, el más peligroso de todos los hasta ahora realizados por un pontífice.

Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi

Los periodistas Emiliano Fittipaldi y Gianluigi Nuzzi

Esa misma impresión de tranquilidad sacamos los que le vimos el domingo a la hora del ángelus, cuando pidió a los 30.000 fieles que le escuchaban en la plaza de San Pedro que rezasen “por este viaje, a fin de que sea para todos estos queridos hermanos y para mí un signo de cercanía y de amor. Pidamos a la Virgen que bendiga a esas queridas tierras para que haya en ellas paz y prosperidad”.

Como ya es habitual, antes del viaje se difundió el mensaje audiovisual que el Papa ha dirigido a las poblaciones de Kenia y Uganda, en inglés, y a la de la República Centroafricana, en francés. “Estamos viviendo –dijo en el primero– unos tiempos en los que los creyentes y las personas de buena voluntad, en todas las partes, están llamados a fomentar el mutuo respeto y comprensión y a apoyarse los unos a los otros como miembros de una única familia humana. Para nosotros, todos son hijos de Dios”.

“Vuestro querido país –afirmaba en el mensaje a los centroafricanos– conoce desde hace mucho tiempo una situación de violencia y de inseguridad de la que muchos de vosotros sois víctimas inocentes. El objetivo de mi visita es, sobre todo, llevaros en nombre de Jesús el apoyo de la consolación y de la esperanza. Deseo con todo mi corazón que mi visita pueda contribuir, de un modo o de otro, a curar vuestras heridas y a abrir un futuro más sereno para Centroáfrica y todos sus habitantes”. “Tendré la alegría –añadió– de abrir para vosotros, un poco anticipadamente, el Año Jubilar de la Misericordia, que será para cada uno, así lo espero, la ocasión providencial de un auténtico perdón, para dar y recibir, y de una renovación en el amor”.

Por su parte, el secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, en una entrevista con Alessandro di Bussolo, del Centro Televisivo Vaticano, aseguró que el Papa lanzará un llamamiento a “hacer de las religiones lo que ellas son y deben ser, es decir, agentes de bien, constructoras de reconciliación, de paz, de fraternidad en el mundo de hoy, ya desangrado por tantos conflictos”.

La tranquilidad de Francisco fue igualmente resaltada por el director de la Sala de Prensa, Federico Lombardi, cuando nos presentó a los periodistas el primer viaje africano de este Papa. “Honestamente –dijo–, no diría que han cambiado las circunstancias in situ después de los atentados de París. El programa del viaje no ha sido modificado; una vez allí, se seguirá la situación y se tomarán las decisiones necesarias si surgiera algo especial”.

Lo cierto es que Domenico Giani, comandante de la gendarmería vaticana, ha realizado los días inmediatamente anteriores al viaje una detenida visita a Banghi, la capital centroafricana, que es la etapa considerada más peligrosa por los expertos de Francia, que mantiene en dicho país un contingente militar y policial de más de mil efectivos.

Por si el cuadro en sí no era ya suficientemente peliagudo, el último atentado en Bamako, la capital de Malí, le ha añadido aún mayor dramatismo al demostrar que en toda la zona subsahariana del continente negro los terroristas se mueven con sorprendente facilidad. Aunque los servicios de inteligencia de diversos países destacan la peligrosidad de los dos días que el Papa pasará en la República Centroafricana (29 y 30 de noviembre), tampoco las etapas previas en Kenia y Uganda se libran de la sospecha de inseguridad; recuérdese que, en abril, 147 jóvenes fueron asesinados en una universidad keniata y las repetidas matanzas llevadas a cabo por Boko Haram en diversos países, que suman ya más de 8.000 muertos.

En el nº 2.966 de Vida Nueva

 

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