Francisco: “Uganda ha mostrado una preocupación excepcional por acoger a los refugiados”

El Papa, “feliz” por pisar suelo ugandés en la segunda etapa de su viaje a África

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Francisco saluda a los fieles a su llegada a Uganda

M.PÉREZ | El papa Francisco ya ha llegando a Uganda, segunda etapa de su primer viaje a África. En el aeropuerto, cantos y bailes locales aguardaban al pontífice, además de una delegación gubernamental y religiosa encabezada por el presidente Yoweri Museveni. Tras reunirse con las autoridades y el cuerpo diplomático de Uganda, Francisco visitó Munyonyo, para mantener un encuentro con catequistas y profesores.

El veterano presidente ugandés (en el poder desde 1986) afirmó sentirse “honrado de recibir al papa Francisco”, cuya “compasión por los pobres y franqueza de espíritu constituyen un estímulo para todos nosotros”.

Al igual que en Kenia, el Gobierno de Uganda ha decidido desplegar a otros 10.000 agentes en sus calles para garantizar la seguridad de Francisco durante su estancia en el país, que durará hasta el domingo. Bergoglio es el tercer papa que viaja a este país, después de Pablo VI (en 1969) y Juan Pablo II (en 1993).

El Papa, “feliz de de estar en Uganda”

Tras la visita de cortesía al presidente de Uganda, Yoweri Museveni en la State House en Entebbe Francisco se ha reunido con las autoridades y con el cuerpo diplomático.

Allí, ha afirmado sentirse “feliz de estar en Uganda”: “Mi visita a su país está orientada, sobre todo, a conmemorar el quincuagésimo aniversario de la canonización de los mártires de Uganda por mi predecesor, el Papa Pablo VI”.

Francisco, que visitará el santuario de los mártires en la mañana del sábado, ha manifestado que “ellos son verdaderos héroes nacionales, pues dan testimonio de los principios rectores expresados en el lema de Uganda: Por Dios y mi país“.

En su discurso a las autoridades ugandesas, les ha rogado “garantizar una buena y transparente gestión pública, un desarrollo humano integral, una amplia participación en la vida nacional, así como una distribución racional y justa de los bienes que el Creador ha otorgado con abundancia a estas tierras”.

“Mi visita pretende también llamar la atención sobre África en su conjunto, sus promesas, sus esperanzas, sus luchas y sus logros. El mundo mira a África como al continente de la esperanza”.

Sin olvidar el drama de los refugiados, una situación que afecta al mundo entero, Francisco ha celebrado que “Uganda ha mostrado una preocupación excepcional por acoger a los refugiados, para que puedan reconstruir sus vidas con seguridad y con el sentido de la dignidad que proporciona el ganarse el sustento mediante un trabajo honrado”.

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Profesores y catequistas, la semilla de la fe en Uganda

Por la tarde, Francisco se ha desplazado a Munyonyo, una ciudad situada al noroeste del Lago Victoria y perteneciente al área metropolitana de Kampala. Allí, ha mantenido un encuentro con profesores y catequistas ugandeses, a los que ha dirigido un discurso.

“Quisiera ante todo darles las gracias por los sacrificios que hacen ustedes y sus familias, y por el celo y la devoción con la que llevan a cabo su importante misión”, ha afirmado el Papa. “Ustedes enseñan lo que Jesús enseñó, instruyen a los adultos y ayudan a los padres para que eduquen a sus hijos en la fe, y llevan a todos la alegría y la esperanza de la vida eterna. Gracias por su dedicación, por el ejemplo que ofrecen, por la cercanía al pueblo de Dios en su vida cotidiana y por los tantos modos en que plantan y cultivan la semilla de la fe en toda esta vasta tierra”.

Buen conocedor de que “su trabajo, aunque gratificante, no es fácil”, Francisco les ha animado a “perseverar, y pido a sus Obispos y a sus sacerdotes que les den una formación doctrinal, espiritual y pastoral que les ayude cada vez más en su acción. Aun cuando la tarea parece difícil, los recursos resultan insuficientes y los obstáculos demasiado grandes, les hará bien recordar que el suyo es un trabajo santo”.

Por último, ha rogado a “san Andrés, su patrón, y todos los catequistas ugandeses mártires, que obtengan para ustedes la gracia de ser maestros con sabiduría, hombres y mujeres cuyas palabras estén colmadas de gracia, de un testimonio convincente del esplendor de la verdad de Dios y de la alegría del Evangelio”.

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