Ante ‘Laudato si”: a vueltas con la ecología

Una reflexión a propósito de la nueva encíclica del papa Francisco

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ÁNGEL GALINDO GARCÍA (RECTOR DE LA UPSA) | Acaba de ver la luz Laudato si’, la nueva encíclica Sobre el cuidado de la casa común, en la que el papa Francisco nos llama a proteger el medio ambiente ante los urgentes desafíos de nuestro planeta. Coincidiendo con su publicación, en Vida Nueva ofrecemos una reflexión sobre dos conceptos que aborda este esperado documento pontificio: “ecología” e “interdependencia” de la mano de Ángel Galindo García, rector de la UPSA.

“164. La interdependencia nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común. Pero la misma inteligencia que se utilizó para un enorme desarrollo tecnológico no logra encontrar formas eficientes de gestión internacional en orden a resolver las graves dificultades ambientales y sociales. Para afrontar los problemas de fondo, que no pueden ser resueltos por acciones de países aislados, es indispensable un consenso mundial (…)”.

El ámbito conceptual del término “ecología” en esta encíclica se mide como “tratado de la casa grande”. Esta es el cosmos, incluida la humanidad. En este contexto el sentido viene dado por “interdependencia y proyecto común”.

‘Interdependencia’ viene contemplado no desde el campo utilitarista sino desde la propuesta solidaria de la civilización del amor como respuesta a la cuestión del sentido: “El hombre siempre deseara saber, al menos confusamente, el sentido de la vida, de la acción y de su muerte” ( GS 41).

Por ello, la queja del papa Francisco en este texto se sitúa en la siguiente coordenada: resultan arduos los intentos de satisfacer las exigencias de proyectar el futuro en el nuevo contexto de las relaciones internacionales, cada vez más complejas e interdependientes, y al mismo tiempo menos ordenadas y pacíficas. La vida y la muerte de las personas parecen estar confiadas únicamente al progreso científico y tecnológico.

Si bien es cierto que la ecología afecta negativamente a todos, también debe afectar las soluciones y para ello es preciso un consenso mundial que responda a un proyecto común en orden a programar una respuesta al medio ambiente, a la agricultura y al uso de la naturaleza. Según la Doctrina Social de la Iglesia, el espíritu de cooperación internacional requiere que, por encima de la estrategia del mercado y de la lógica del Estado, se desarrolle la lógica del don, es decir, la conciencia de la solidaridad, de justicia social y de caridad universal.

Existe algo muy significativo en el texto que comentamos: así como el hombre actual, basado en el mercado, es capaz de coincidir en una estrategia del desarrollo tecnológico, sin embargo no lo es en lo que afecta a buscar soluciones a los problemas graves de índole ambiental. La Iglesia valora positivamente la técnica, es mas afirma que la técnica podría constituirse, si se aplicara rectamente, en un valioso instrumento para resolver graves problemas, comenzando con el hambre y la enfermedad, mediante la producción de variedades de plantas más avanzadas y de útiles medicamentos.

El objetivo por tanto, según el Papa, es el de subrayar la responsabilidad humana interdependiente de preservar un ambiente integro y sano para todos. La humanidad de hoy, si logra conjugar las nuevas capacidades científicas con una fuerte dimensión ética, será capaz de promover el ambiente como casa y como recurso en favor del hlombre y de todos los hombres.

Los caminos que el Papa sugiere giran en torno a la existencia de una autoridad internacional e interdependiente que trate en primer lugar de respetar el bien común. Se trata de una responsabilidad que debe crecer, teniendo en cuenta la globalidad de la actual crisis ecológica y la necesidad de afrontarla globalmente ya que todos los seres dependen unos de otros en el orden universal establecido por el Creador.

Para ello, la responsabilidad no solo se extiende a las exigencias del presente sino también del futuro. es decir, la interdependencia se refiere no solo al espacio geográfico sino también al tiempo. Esta responsabilidad incumbe a las generaciones presentes hacia las futuras pero también al Estado y a la comunidad internacional.

Pero el papa Francisco, al considerar este tipo de interdependencia, está pensando que ésta necesita de una traducción en el ámbito jurídico. es decir, existe una interdependencia natural que necesita de una regulación jurídica. Por ello, será importante que la comunidad internacional elabore reglas uniformes de manera que los Estados puedan controlar con eficacia las diversas actividades que afectan al medio ambiente.

Otra obligación que nace de esta interdependencia afecta a la consideración de la integridad y los ritmos de la naturaleza, porque los recursos son limitados y algunos no renovables. Por eso, se deberán considerar las relaciones entre la actividad humana y los cambios climáticos que, debido a su complejidad, deben ser oportuna y constantemente vigilados a nivel científico, político y jurídico, nacional e internacional.

Por tanto, una economía que respete el medio ambiente no ha de buscar únicamente el objetivo del máximo beneficio, porque la protección ambiental no puede asegurarse solo en base al cálculo financiero de costos y beneficios.

El horizonte de reflexión de este texto es la necesidad urgente de una gobernanza distinta a la actual que incluya por una parte la necesidad de una autoridad internacional y por otra el cumplimiento de los acuerdos internacionales existentes en base a la interdependencia y a un proyecto común. Lo cierto es que la unidad de la familia humana no encuentra todavía realización porque se ve obstaculizada por ideologías materialistas y nacionalistas que niegan los valores propios de la persona considerada integralmente.

Pliego íntegro publicado en el nº 2.946 de Vida Nueva. Del 20 al 26 de junio de 2015

 

ESPECIAL ENCÍCLICA ‘LAUDATO SI”

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