Tres desafíos de Francisco para las familias

El Papa se reúne con la asociación italiana de familias numerosas

Pope Francis greets boy during Mass marking feast of Our Lady of Guadalupe in St. Peter's Basilica

J. BELTRÁN | Con buen humor. Así recibió Francisco en el Aula Pablo VI a la asociación que reúne en Italia a las familias numerosas. “Díganme: ¿a qué hora se han despertado hoy? ¿a las seis? ¿a las cinco? ¿y no tienen sueño? ¡Pero yo con este discurso los haré dormir!”. Este gesto de cercanía fue el punto de partida para analizar los desafíos a los que se enfrenta la institución, sin perder de vista a “las familias más afectadas por la crisis económica, aquellas donde el papá o la mamá han perdido el trabajo, – y esto es duro – donde los jóvenes no logran encontrarlo; las familias heridas en sus sentimientos y aquellas tentadas a rendirse a la soledad y la división”.

1. Ser escuela de convivencia: “¡Son únicos, pero no solos!”

Frente a la política del hijo único, Francisco plantea que “el hecho de tener hermanos y hermanas hace bien: los hijos y las hijas de una familia numerosa son más capaces de la comunión fraterna desde la primera fase de la infancia. En un mundo marcado frecuentemente por el egoísmo, la familia numerosa es una escuela de solidaridad y de convivencia; y estas actitudes luego son un beneficio para toda la sociedad”. Así, el Papa aseguró a los niños que “cada uno de ustedes es un fruto único del amor, vienen del amor y crecen en el amor. ¡Son únicos, pero no solos!”.

2. Proteger a los abuelos: “Cuidan los valores de un pueblo”

Francisco les invitó a los jóvenes a reconocerse como “frutos del árbol que es la familia: serán frutos buenos cuando el árbol tiene buenas raíces – que son sus abuelos – y un buen tronco – que son sus padres – Decía Jesús que todo árbol bueno da frutos buenos y que todo árbol malo da frutos malos (cfr. Mt 7,17). La gran familia humana es como un bosque, donde los arboles buenos traen solidaridad, comunión, confianza, ayuda, seguridad, sobriedad feliz, amistad”. Estos dones los presentó como una herencia de los abuelos: “Presencia preciosa sea por la ayuda práctica, sea sobre todo por el aporte educativo”. El Santo Padre subrayó que “los abuelos cuidan en sí los valores de un pueblo, de una familia, y ayudan a los padres a transmitirlos a los hijos. En el siglo pasado, en muchos países de Europa, han sido los abuelos a transmitir la fe: ellos llevaban a escondidas al niño a recibir el bautismo y transmitían la fe”.

3. Más ayudas públicas: “¡Al Estado le interesa invertir en la familia!”

Italia, al igual que España, atraviesa un invierno demográfico. Francisco aprovechó su cita con las familias numerosas para aplaudir a los padres “por el ejemplo de amor a la vida, que ustedes cuidan desde el concebimiento hasta el fin natural, a pesar de todas las dificultades y lo pesado de la vida, y que lamentablemente las instituciones públicas no siempre los ayudan a llevar adelante”. El Papa fue especialmente incisivo en las políticas de ayuda a la familia, o mejor, en la ausencia de ellas. Francisco lamenta que el reconocimiento constitucional a la institución básica de la sociedad “no encuentra un adecuado reflejo en los hechos. Se queda en las palabras”. Por eso Francisco reivindica a la familia numerosa como “una célula más rica, más vital, y ¡al Estado le interesa invertir en ella!”. En este sentido aplaudió el trabajo de asociaciones civiles y movimientos eclesiales que desarrollan su compromiso “en los diversos “foros”, nacionales y locales, es propio aquel de promover en la sociedad y en las leyes del estado los valores y las necesidades de la familia”.

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