‘Philomena’: de interés humano

Philomena, película

Philomena, película

J. L. CELADA | Apenas transcurridos diez minutos del nuevo trabajo de Stephen Frears, su protagonista, Steve Coogan, manifiesta su aversión hacia las historias de interés humano, calificándolas de “eufemismo” para designar a incontables reportajes sobre “personas ignorantes, vulnerables y sin personalidad” publicados en periódicos “para personas ignorantes, vulnerables y sin personalidad”. ¿Estará hablando también de Philomena? Solo hasta que el Coogan guionista y el personaje al que interpreta (el periodista Martin Sixsmith, autor del libro El hijo perdido de Philomena Lee) conocieron de primera mano la vida de esa enfermera irlandesa jubilada (la gran Judi Dench) que da título a la cinta.

A partir de entonces, tanto ellos como el propio espectador irán comprobando que la ignorancia o la falta de personalidad no son los rasgos que mejor definen lo que aquí se nos narra. Si acaso, la vulnerabilidad de una mujer condenada a sufrir la ausencia de su hijo durante 50 años. Todo un calvario interior que ha mantenido en secreto y que parece dispuesta a poner fin en compañía de un reportero en paro, deprimido y descreído. Detalle, este último, nada despreciable para entender la relación entre ambos y el modo tan diferente que tienen uno y otra de asimilar los hallazgos que les deparará su búsqueda en común.

La fe de una madre herida por lo que considera un pecado de juventud (su embarazo adolescente) contrasta con las dudas y sospechas de un hombre a quien no le resulta fácil creer en Dios. Mucho menos después de visitar a las monjas que, décadas atrás, obligaron a aquella chica a entregar en adopción a su pequeño. Pese a todo, juntos emprenden esta road movie espacio-temporal a caballo entre Irlanda y los Estados Unidos, y que va y viene del presente al pasado gracias a las breves pinceladas de viejas grabaciones caseras.Philomena, película

Con un perfecto manejo de la elipsis, el veterano director británico cambia de época y de escenario sin que por ello se resienta su propuesta: un melodrama familiar, con frescos destellos de comedia en ciertos diálogos y situaciones (¡atención a la verborreica Dench y a las caras del desconcertado Coogan, a bordo de ese cochecito por el aeropuerto!), donde afloran los más diversos argumentos para el debate.

Porque Philomena no solo se plantea cuestiones candentes de la moral católica, como el disfrute de la sexualidad o el sentido del pecado y la penitencia, sino que, por ejemplo, pone en entredicho la política republicana estadounidense sobre los homosexuales y el sida.

Aunque si algo nos deja esta sencilla película –menor, sin duda, entre otras candidatas al Oscar– es una bella lección: el amor de una madre no sabe de años ni fronteras, y el perdón cristiano siempre gana la batalla al odio, incluso al de quienes lo justifican en nombre del mismísimo Dios. ¡Si todo esto no es de interés humano…!

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Philomena.

DIRECCIÓN: Stephen Frears.

GUIÓN: Steve Coogan y Jeff Pope, sobre el libro El hijo perdido de Philomena Lee, de Martin Sixsmith.

FOTOGRAFÍA: Robbie Ryan.

MÚSICA: Alexandre Desplat.

PRODUCCIÓN: Steve Coogan, Tracey Seaward, Gabrielle Tana.

INTÉRPRETES: Judi Dench, Steve Coogan, Sophie Kennedy Clark, Mare Winningham, Barbara Jefford, Peter Hermann, Sean Mahon, Anna Maxwell Martin, Michelle Fairley.

En el nº 2.885 de Vida Nueva

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