JORGE SERRANO PARADINAS, coordinador de Estudios y Relaciones Internacionales de Entreculturas | Los Presupuestos Generales del Estado para este 2012 reducen la cooperación internacional a la mínima expresión. La Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) de los españoles no llegará al 0,25% de la renta nacional bruta.
Esto significa que, de media, el esfuerzo de los españoles para aliviar las necesidades básicas de las personas más empobrecidas del planeta será inferior a 2,5 euros por cada 1.000 de renta. Lejos queda aquel 0,7% exigido por la ciudadanía en acampadas y manifestaciones y comprometido por el Gobierno en decenas de ocasiones.
¿Qué mensaje transmitimos los españoles con estos presupuestos? ¿Quién es capaz de defenderlos? El argumento que trasladan desde el Gobierno es que el recorte ha sido necesario para no tener que recortar en pensiones. Este argumento es falaz, pues los 2.000 millones recortados en ayuda internacional, aun siendo esenciales para los países pobres, suponen una cantidad pequeña en relación con los 116.000 millones de euros que se necesitan para pagar las pensiones cada año. Además, no se trata de contraponer a unas personas y colectivos frente a otros.
Esa ayuda debería ser incuestionable. No podemos decir que no hay dinero en España mientras nos tomamos un café, hacemos una llamada de teléfono, abrimos el grifo, llevamos a nuestro hijo al cole o al médico o cogemos el autobús para ir a la oficina del INEM. Los españoles debemos reaccionar con solidaridad frente a la crisis dramática que está sufriendo nuestro país y, a la vez, tomar conciencia de que todas estas actividades rutinarias que realizamos cada día son objetivos inalcanzables para miles de millones de personas.
El problema es que la renta española
ha bajado un 5%,
mientras que la ayuda internacional
lo ha hecho en un 50% .
La reducción drástica de estos fondos supone, por tanto, un aumento de la desigualdad, de la exclusión y de la pobreza. Supone que millones de niños y niñas no podrán acceder a la escuela ni ser vacunados ni correctamente alimentados. Implica que millones de mujeres no podrán ser atendidas durante su embarazo o en el parto, y que tendrán que seguir recorriendo kilómetros en busca de agua potable. De esto estamos hablando.
Lo más irónico de todo es que decimos que estos recortes los hacemos para mandar el mensaje de que “España cumple”, que “España es un país serio”. ¿Con quién estamos cumpliendo?
A estas alturas, solo nos queda una esperanza: que los ciudadanos reaccionemos y exijamos cumplir con nuestros compromisos de ayuda.
En el nº 2.801 de Vida Nueva. El injustificable recorte a la ayuda al desarrollo, íntegro solo para suscriptores
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