DARÍO MENOR – ANTONIO PELAYO | El cardenal canadiense Marc Ouellet, de 67 años, es uno de los representantes más excelsos de la Curia romana: teólogo firme y doctrinal, con experiencia pastoral en una gran diócesis, buen comunicador, de inteligencia despierta y curiosa, con capacidad para la risa… Estas características han hecho que su nombre esté entre los mejor colocados en las quinielas de posibles candidatos para sustituir a Benedicto XVI, de quien es, además, amigo y compañero en la fundación de la revista Communio, indispensable para comprender la teología contemporánea.
Al echar un vistazo al currículo de este religioso sulpiciano, se toma conciencia de la universalidad de la Iglesia católica. Desde que fue ordenado sacerdote en 1968, ha pasado en diversas etapas de su vida por Canadá, Colombia, Roma y Alemania. Gracias al estudio y a estas experiencias, habla francés, inglés, español, italiano y alemán.
En Colombia fue profesor en los seminarios de Bogotá, Manizales y Cali, dejando una huella en muchos de los sacerdotes que pasaron por sus aulas, quienes le recuerdan todavía como “el Padre Marcos”.
En 2001 fue llamado a Roma por Juan Pablo II, quien lo nombró secretario del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos. Su primera experiencia en la Curia fue corta, pues al año siguiente se hizo cargo de la Archidiócesis de Quebec, sede primada de Canadá, y que le llevó a ser creado cardenal unos meses después.
En junio del año pasado, Benedicto XVI le hizo volver al Vaticano al nombrarle prefecto de la Congregación para los Obispos y presidente de la Pontificia Comisión para América Latina.
En el nº 2.778 de Vida Nueva.
