El Atrio de los Gentiles, en París: una gran metáfora de diálogo con los no creyentes

JUAN RUBIO, enviado especial a París | “La Iglesia debería abrir hoy una especie de Atrio de los Gentiles, en donde los hombres puedan, de alguna forma, acercarse a Dios, aun antes de haberlo conocido y haber penetrado en su misterio”. Son palabras de Benedicto XVI en el tradicional discurso a la Curia romana, el 21 de diciembre de 2009. [El Atrio de los Gentiles, en París: una gran metáfora de diálogo con los no creyentes – Extracto]

Clara invitación a poner en marcha una vieja idea conciliar: el diálogo con los que no creen. El Pontificio Consejo para la Cultura se puso manos a la obra para que esa estructura comenzara. París ha sido la ciudad elegida para comenzar. Toda una ciudad paradigmática para el objetivo del proyecto. Y es que, como dice Julio Cortázar en sus aventuras parisienses de Rayuela, “en el fondo, París es una enorme metáfora”.

Una metáfora para expresar el diálogo entre creyentes y no creyentes. París es ciudad de la luz y la cuna de una Modernidad que desplazó a Dios del centro del pensamiento para sustituirlo por la Razón. La Enciclopedia desbancó a la Biblia. El Panteón compitió con Notre Dame. La tierra de grandes santos como san Ireneo, san Luis, Juan María Vianney, Vicente de Paúl, Teresa de Lisieux… es, también, la de Diderot, D’Alambert, Rousseau… La “hija amada de la Iglesia” es hoy la nación católica con la práctica dominical más baja de Europa.

El debate de la laicidad es permanente desde 1905, reverdecido en el centenario con ese adjetivo con el que el presidente Sarkozy ha querido terciar: “Laicidad positiva, sana, abierta”. Francia  ha acuñado un término que no molesta a los creyentes, y muy alejado del “laicismo agresivo”. Espacio para una laicidad respetuosa.

No es arbitrario que haya sido en París donde la Iglesia haya puesto en marcha, el 24 y 25 de marzo, esta iniciativa de diálogo entre creyentes y no creyentes: El Atrio de los Gentiles, Le Parvis des Gentiles; Il Cortile dei Gentili. Ese amplio atrio al que acudían los gentiles en el templo de Jerusalén, diferenciado del atrio de los sacerdotes y de los judíos. A Jesús se le ve frecuentemente predicar y ofrecer su Evangelio entre los gentiles en esta explanada del templo, como después se ve a Pablo en el Areópago de Atenas.

Significativa fue la encuesta que publicaba el diario La Croix. Para un 40 por ciento de franceses, en la sociedad actual es fácil discutir sobre Dios; para el resto, no. Y sobre la necesidad de un espacio de diálogo, las respuestas se nivelan. Los franceses ven casi al cincuenta por ciento esa necesidad; entre los que habitualmente practican, la necesidad es de un 92 por ciento. Unos resultados que demuestran el interés por el diálogo entre creyentes y no creyentes. Hoy, como titulaba un rotativo parisino, “para el Vaticano, el diálogo con los no creyentes pasa por París”.

Una nueva iniciativa

El cardenal Gianfranco Ravasi (Merate, Italia, 1942) es el presidente del Pontificio Consejo para la Cultura y alma mater de este proyecto, que, según explicó al comienzo, en la sede de la UNESCO, “desea servir a una sociedad cada vez más secularizada, pero en la que se advierte una profunda demanda de lo sagrado. Nosotros queremos explicar a la sociedad contemporánea que la fe y la teología forman parte de las grandes corrientes de conocimiento y de cultura, y que cada una tiene su lugar propio y su dignidad. Los creyentes no podemos quedar relegados al Paleolítico. Queremos dialogar con los no creyentes, con los indiferentes, porque estamos convencidos de que tenemos un mensaje que les puede interesar. Para nosotros, el problema hoy no es el ateísmo, sino la indiferencia, que es más peligrosa aún. Estamos dispuestos a situarnos entre los no creyentes para que nos escuchen. Tenemos no solo información que ofrecerles, sino propuestas vivas, propuestas de futuro”.

Logotipo del Atrio de los Gentiles en París

No se trata de una acción propiamente evangelizadora, sino la oferta abierta y generosa de una visión propia sobre la vida, el amor, la libertad, el sufrimiento, la muerte, la justicia. “Admitimos la autonomía de la Fe y la Razón, pero abogamos por un diálogo posible entre ambas. Es una propuesta provocativa, no cabe duda, pero apasionante”, dijo Ravasi en sus palabras de contextualización de la nueva iniciativa.

Y lo hizo en la UNESCO, compartiendo presidencia con la búlgara Irina Bokova, directora general del organismo internacional con sede en París, quien explicó cómo este acto se encuadraba en la temática del diálogo intercultural que hizo de 2010 el Año del Acercamiento de las Culturas. Bokova, gran conocedora de la época poscomunista, es la primera mujer que ocupa este puesto. Tras las intervenciones de los representantes de los organismos organizadores, Giuliano Amato, antiguo presidente del Consejo de Ministros de Italia, y con una larga carrera política a su espalda, fue el encargado de coordinar la participación del resto de invitados en torno a las preguntas, entre otras, sobre la urgencia de diálogo.

Las respuestas fueron variadas e intervinieron: Aziza Bennani, embajadora de Marruecos en la UNESCO; Henri Lopes, antiguo primer ministro de la República del Congo, embajador en la UNESCO y escritor que ha trabajado con intensidad en la difusión de la literatura congoleña; Pavel Fischer, antiguo embajador de la República Checa en Francia, conocedor del mundo de la música y activo político en su país; Fabricio Hadjadj, joven escritor y filósofo francés, de origen tunecino; y Jean Vanier, fundador de las comunidades del Arca. Un ramillete de intervenciones jugosas con interesantes pistas de futuro en sus planteamientos.

Urgencia del diálogo

El día 25, el escenario se desplazó a la Universidad de La Sorbona, una de las instituciones europeas de más prestigio en el mundo. Los estudios teológicos de la Universidad de París estaban ligados al Colegio de La Sorbona, origen de la estructura actual. El acto, presidido por Ravasi y Patrick Gerard, rector de la Academia, fue coordinado por Jean Luc Marion, de la Academia francesa, quien planteó la importancia del espacio universitario como lugar de sinergias, abordando específicamente el tema La Ilustración, la Religión y la Razón.

La herencia de ambas, así como la necesidad de un diálogo fecundo, fue ampliamente debatida por los invitados a participar: Julia Krsiteva, semióloga y psicoanalista, que abordó el tema de la refundación de los valores; el filósofo Bernard Bourgeois abordó La Ilustración después de Hegel; el médico y ensayista Axel Kahn habló sobre la frontera de las ciencias; Dominique Ponnau recitó textos de Baudelaire, Pascal y Valéry; y Pierre Cahne, rector del Instituto Católico de París, uno de los organismos organizadores, junto al Pontificio Consejo para la Cultura.

Ya en la tarde del viernes, fue el Instituto de Francia, organismo del siglo XVIII que agrupa a cinco academias francesas, el que acogió el tercer acto del evento. Fue un acto más pragmático, de ideas, propuestas y líneas de actuación, y contó con la participación a dúo de Bertand Collomb y Jean Claude Casanova, que hablaron sobre economía; Francois Terre y Rémi Brague, sobre la diversidad de culturas; y Jean Clair y Claude Dangens, sobre arte y artes. El acto estuvo presidido por el cardenal Ravasi y Gabriel Bragolie, presidente de la institución académica.

Para finalizar, y antes del acto festivo de Notre Dame, el Colegio de Los Bernardinos, cuya reforma fue inaugurada por Benedicto XVI en su viaje a Francia, acogió la mesa redonda en la que se abordaron propuestas de futuro sobre el proyecto del Atrio de los Gentiles. Contó con la participación del presidente de la Universidad de Paris Descartes, Axel Kahn; el secretario general de Europacorp, Mignon; el presidente de la Biblioteca Nacional de Francia, Bruno Racine; así como Enzo Bianchi, fundador y prior de la comunidad monástica interconfesional de Bose, en Italia; el consejero de Estado Alain Christnacht; y el propio cardenal Ravasi. La mesa redonda fue coordinada por Patrick de Carolis.

Entre las conclusiones que cabe entresacar de esta iniciativa, quedan muy claros los valores inspiradores del proyecto, la importancia del otro como valor en sí y de la fe como valor. Un punto de encuentro importante. El cardenal Gianfranco Ravasi ha dicho: “Queremos proponer un dueto (del latín ‘dos’), en el que las voces pueden parecer que son contrarias, como un bajo o un soprano, pero crean una armonía, sin por eso renunciar a su propia identidad. Se trata de una metáfora, sin que parezca un vago sincretismo religioso”. Y es que, como decíamos, París es “una gran metáfora”.

En España será el próximo año cuando se ponga en pie esta iniciativa.

“No tengáis miedo al otro”, dice el Papa

El Papa quiso estar presente entre los jóvenes reunidos en la tarde del día 25 de marzo en el atrio de Notre Dame para cerrar los actos que en París se han organizado para fomentar e impulsar el diálogo con los no creyentes. Una gran fiesta juvenil, símbolo de futuro, puso el broche de oro a esta iniciativa.

Los jóvenes traían a sus amigos a este lugar emblemático, situado en la Isla, en el corazón de París. Querían mostrarles a ese Dios Desconocido que buscan a veces a ciegas. Canciones con temas comunes a todos, danza, música, pintura, teatro, una feria de actividades… Un espacio abierto. Casi se adivinaba a Quasimodo asomado a las torres, mirando en el corazón de quienes allí buscaban algo más. Abajo, todo un universo de color, con la animación musical de Paddy Kelly, extractos de la película Big Bang, vídeos, con una luz espectacular que se derramaba sobre la fachada del templo, creación de Bruno Seilleier… Muchos motivos para que los jóvenes vibraran.

En un espíritu festivo, eran invitados a participar, una mirada al otro, un momento para hablar y cambiar puntos de vista. En el interior de la catedral, una oración silenciosa, organizada por los Hermanos de Taizé, invitaba a quienes quisieran entrar en la oración contemplativa y silenciosa. Una oferta de trascendencia para los jóvenes que acudían, a los que no se les imponía nada, sino que se les ofrecía la posibilidad de una búsqueda conjunta de ese Dios Desconocido.

Y, en medio de la tarde, la presencia del Papa a través de una pantalla gigante: “Os llamo a encontrar el camino del diálogo y a hacer que se derrumben las barreras del miedo al otro, al extranjero”. Y allí se iban viendo jóvenes de todas las nacionalidades y credos. Se sucedían testimonios desde la plataforma construida para la ocasión. Muchas actividades, una feria de alegría, joven; una fiesta de futuro. Los jóvenes cristianos mostraban a sus amigos a ese Dios Desconocido que muchas veces buscan ellos mismos en lo profundo de su corazón.

En el nº 2.748 de Vida Nueva.

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