La Amazonía peruana, una lucha con mucho camino por recorrer

Se abre el diálogo con el Gobierno, mientras siguen las muestras de solidaridad con los indígenas

reunion-pueblos-de-peru(María Rosa Lorbés– Lima) El arzobispo de Trujillo y presidente de la Conferencia Episcopal Peruana (CEP), Héctor Miguel Cabrejos, OFM, junto a varios ministros del Estado y miembros de los pueblos indígenas amazónicos, participaron a finales de junio en una reunión del Grupo Nacional de Coordinación para el Desarrollo de los Pueblos Amazónicos, según informa la Oficina de Prensa de la CEP. En la Sala del Acuerdo Nacional de la Presidencia del Consejo de Ministros, en Miraflores, los delegados de los pueblos amazónicos pidieron el levantamiento del estado de emergencia y el toque de queda en las regiones afectadas por los sucesos de Bagua y que se debata un Plan de Desarrollo de la Amazonía, pero consultando con los pueblos de la región y con un enfoque intercultural.

Los representantes del Estado, por su parte, reconocieron que la política sobre estos pueblos debería elaborarse con su participación y anunciaron un decreto levantando dicho estado de emergencia y el toque de queda. Cabrejos resaltó la importancia de este levantamiento y la necesidad de constituir una Comisión de la Verdad, a petición de muchos representantes de los pueblos amazónicos, para que se esclarezcan los hechos ocurridos hace un mes.

Finalmente, los participantes en esta Mesa de Diálogo acordaron instalar el Grupo Nacional de Coordinación, que se encargará de conformar Mesas de Trabajo Regionales con la participación de gobiernos regionales y locales y representantes a ambos niveles de las comunidades indígenas amazónicas.

La larga lucha mantenida por los pueblos de la Amazonía en rechazo al paquete de decretos legislativos que afectaban a sus tierras y su hábitat, y que devino en los dramáticos enfrentamientos del 5 de junio en Bagua -con un saldo oficial de 24 ciudadanos muertos entre policías y nativos-, forzó al Gobierno a derogar dos de los decretos, requisito indispensable para el establecimiento de la Mesa de Diálogo.

No obstante, todavía quedan muchas tareas por delante para la completa resolución del conflicto: la derogatoria de los ocho decretos restantes, avanzar en la titulación de las tierras o la formación de una Comisión Investigadora. Una tarea que se antoja urgente para que la Justicia no archive denuncias o abra procesos penales arbitrariamente como ha sucedido en las últimas fechas.

Apoyo eclesial y social

Mientras tanto, llama la atención la gran solidaridad nacional e internacional que ha despertado la lucha amazónica. De dentro del país, universidades, gremios, gobiernos regionales e innumerables colectivos de la sociedad civil (colegios profesionales, ONG…), así como organismos del aparato del Estado (Defensoría del Pueblo) y diversos pueblos, especialmente los de Bagua Grande (Utcubamba), Bagua Chica y Jaén, han mostrado su solidaridad con los nativos, “proporcionando refugio, medicinas y víveres; incluso algunos moto-taxistas, con riesgo de su vida, llevaban heridos a los hospitales”, relata un sacerdote de Jaén.

Significativa ha sido la solidaridad de las Iglesias, sobre todo de la católica, con los indígenas: desde el presidente de la CEP, al obispo de Sicuani, el de Cajamarca, la diócesis de Chachapoyas o el Vicariato Apostólico de Jaén de los jesuitas, pasando por numerosos movimientos laicos y congregaciones (Conferencia de Religiosos,  Institución Teresiana, Comunidades de Vida Cristiana, Movimiento de Profesionales Cristianos…). Toda esta solidaridad eclesial jugó un papel importantísimo en el lugar semanas atrás, cuando parroquias y conventos tuvieron que acoger a los nativos que huían asustados, darles tranquilidad, comida y atención medica y ayudarlos a retornar sanos y salvos a sus lugares de origen.

Lejos de Perú, la lucha amazónica recibió la solidaridad -entre otros organismos- del Consejo Mundial de Iglesias o de la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos.

Un mes después del suceso, lo que el conflicto amazónico sí ha dejado claro es que hay dos modelos de desarrollo en pugna: el  neoliberal del Gobierno de Alan García, con la inversión como eje, y el de los pueblos indígenas, para quienes dicha inversión juega un rol subordinado. “No estamos en contra del desarrollo ni de la inversión, los necesitamos, pero una inversión bien trabajada, un desarrollo pensado desde la selva y a favor de la selva, que también va a ser lo mejor para el Perú”, ha declarado el líder awajun, Santiago Manuin. Y concluye: “Alguien debe haber en el Perú que entienda esto, y nosotros siempre lo apoyaremos”.

En el nº 2.667 de Vida Nueva.

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