La Iglesia latinoamericana está respondiendo bien a su misión

Así lo ha constatado la Asamblea Plenaria del CELAM celebrada recientemente en Managua (Nicaragua)

obispos-del-celam(José Luis Celada) Aunque “conscientes de las dificultades y resistencias que implica la renovación de las estructuras eclesiales”, los obispos latinoamericanos y caribeños se felicitan porque “la conversión pastoral está calando” en sus Iglesias, que “están respondiendo” al llamamiento a la Misión Continental que en su día realizó la Conferencia de Aparecida (2007), una invitación que hoy “está fructificando”. Así lo ponen de manifiesto en el mensaje que dirigen a sus Conferencias Episcopales al término de la XXXII Asamblea Plenaria que el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM) celebró del 12 al 15 de mayo en Managua.

Representantes de 22 Episcopados se dieron cita en la capital nicaragüense para orar y reflexionar juntos acerca del camino recorrido, “prolongando el renovado Pentecostés” experimentado hace ahora dos años en tierras brasileñas. Allí “se afirmó con claridad que la diócesis es el lugar privilegiado para vivir la comunión”, apunta el mensaje, al tiempo que reconoce y valora “los esfuerzos que se han hecho en los distintos niveles” para promoverla. Y es que “el testimonio de unidad en la Iglesia en los tiempos actuales se convierte en piedra angular para dar un testimonio creíble a la sociedad”, sostienen los prelados.

En la misma reunión, los participantes constataron satisfechos los esfuerzos de “los diferentes organismos del CELAM para reorientar los tradicionales quehaceres y poner a nuestras Iglesias en estado de Misión”. A su juicio, una “providencial oportunidad de contemplar a Cristo Resucitado”, verdadero garante de que los pueblos latinoamericanos tengan Vida en abundancia, como rezaba el lema de la cita. Para ello, “para fortalecer el camino y articular los diferentes procesos”, entienden que “compartir las experiencias es una clave para que dentro de la pluralidad se mantenga la unidad”.

Compromiso laico

Fruto de ese clima de intercambio fraterno, los pastores asumieron que, si bien la Misión Continental ha calado en el seno de la Iglesia, “es todavía incipiente la conciencia y el compromiso de muchos fieles laicos para que también en sus ambientes de trabajo (economía, política, educación y cultura, medios de comunicación social, etc.) se conviertan en discípulos misioneros…”. En este sentido, apelan a la responsabilidad de los fieles laicos cristianos para “promover la ética como punto de referencia indispensable en una sociedad plural”.

En otro punto, el CELAM recuerda “el aporte histórico de la Iglesia católica al haber creado una cultura fundante con los valores del Evangelio”, que ha contribuido a la edificación de “un tejido social con identidad, fraterno, solidario y abierto más allá de sus fronteras”. Por eso, los obispos se duelen de “la embestida en varios de nuestros países, que arguyendo progreso y desarrollo, pretenden llevarnos a la dictadura del relativismo”.

Finalmente, el texto expresa su solidaridad y “un compromiso mayor con nuestros hermanos en el Episcopado que han sido objeto de calumnia, descrédito e incluso violencia, también con tantos otros presbíteros, consagrados y fieles que de manera heroica dan su vida por el Evangelio”. “Los animamos -concluye- a continuar con su testimonio para manifestar que Cristo es el Señor de la Historia”.

Durante su encuentro, los prelados  eligieron un nuevo secretario general del CELAM en la persona del obispo auxiliar de Guadalajara (México), José Leopoldo González González, quien sustituye en el cargo a su compatriota Víctor Sánchez Espinosa, nombrado meses atrás arzobispo de Puebla de los Ángeles.

DESAFÍOS DEL MOMENTO ACTUAL

En el transcurso de la Asamblea, y tras compartir las realidades de sus países, los obispos identificaron los principales “desafíos del momento actual”, que concretan así: 

  • La crisis económica global.
  • El repunte de la pobreza en varios países.
  • Cierto desencanto de la democracia, que ha llevado a la búsqueda de nuevos modelos políticos mezclados con populismo. 
  • La fragilidad de nuestros Estados para garantizar plenamente los derechos humanos. 
  • La corriente secularista que silencia valores religiosos y morales, pretendiendo relegar a la Iglesia de su responsabilidad para colaborar en una cultura centrada en la dignidad de la persona humana, garantizando la vida desde la fecundación hasta la muerte natural”.

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

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