México se consagra al Espíritu Santo

El Episcopado llama a la conversión en un país asediado por las crisis

cardenal-norberto-rivera(Pablo Romo Cedano– México DF) El Episcopado mexicano ha decidido renovar la consagración a México al Espíritu Santo justo ahora, en este año de “grandes dificultades por las que atraviesa nuestra patria”, 50 años después de que lo hiciera en el contexto de un Congreso Eucarístico. Y no es para menos: en los últimos meses, el país ha sufrido grandes dificultades de todo tipo, y los pastores, con aliento y esperanza, han impulsado esta campaña de oración, conversión y acción por su grey.

¿Qué significa consagrar a México al Espíritu Santo? Según el texto oficial distribuido en las parroquias recién abiertas tras dos semanas cerradas por la epidemia de la influenza AH1N1, “no es un acto piadoso, es tomar conciencia de que Dios nos ha elegido para Él, para su servicio, para dar frutos de santidad”. Y agrega la invitación episcopal: “Es proclamar a Jesucristo como el dueño y Señor de la historia. Es comprometernos en la tarea de hacer de México un templo donde vivan y reinen el amor, la paz, la concordia, los valores”.

En el fondo, esta consagración se trata de un llamamiento a la conversión en un país asediado por una violencia que no cesa y en el que se erosiona vertiginosamente el tejido social. Una conversión que cada persona y cada grupo saben a qué se refiere, de acuerdo a su propia dedicación o trabajo. Así, los ámbitos que abarca esta conversión son tanto la vida personal y familiar, como la vida social y eclesial, ya se trate de laicos o de religiosos y sacerdotes. 

El texto pide un cambio de vida en un México convulsionado por las dificultades de la crisis sanitaria, económica, financiera, y atacado por el crimen organizado, que no para a pesar del combate que se supone que se mantiene contra éste. Y lo hace en estos términos: “Ante el grave momento que vivimos, marcado por la crisis económica, la violencia generalizada, la invasión del narcotráfico, los secuestros, la pérdida de los valores humanos”, se impone un cambio, porque “convertirse es reconocerse pecador y arraigado en el mal; es renunciar al pecado y a las ataduras con que nos esclaviza; es pedir perdón y confiar en que se recibe; es conocer la Voluntad de Dios y dedicarse a cumplirla”. Convertirse es, en suma, reconocerse necesitado de la vida de Dios.

Así, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) prepara una gran campaña de difusión, con toda clase de recursos y, sobre todo, mucha difusión vía electrónica disponible en el sitio oficial de la CEM (www.cem.org.mx) para celebrar el próximo domingo de Pentecostés (31 de mayo) en clave de esta consagración del país al Espíritu Santo.

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En el nº 2.660 de Vida Nueva.

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