Asenjo alerta sobre el incremento de los malos tratos

(M. D. M.) “Hay que hacer un esfuerzo, tan grande como sea posible, para erradicar las verdaderas causas que propician el actual incremento de los casos de violencia doméstica, que son en realidad factores de tipo cultural o ideológico”. Así lo pide Juan José Asenjo Pelegrina, obispo de Córdoba, en su carta pastoral Ante el alarmante incremento de la violencia contra las mujeres.

A partir de los estudios realizados por especialistas, recalca el prelado que “la violencia doméstica se produce en familias de todos los niveles económicos y educación, y que tiene difícil pronóstico”, pues se ejerce en la privacidad de los hogares. Del mismo modo, recurre a los expertos para señalar algunas causas de este grave fenómeno -desorden psicofísico, alcoholismo, drogadicción o situación laboral precaria- y mostrar que, en numerosas situaciones, se trata de una conducta aprendida.

También alude a un documento publicado en 1992 por los obispos de los Estados Unidos, en el que se recoge que muchos hombres “se sienten justificados para actuar de esta forma como consecuencia de una determinada cultura que propugna la superioridad del varón sobre la mujer”. Frente a ello, recuerda la encíclica de Juan Pablo II, Mulieris dignitatem, en la que se sostiene que el hombre y la mujer tienen la misma dignidad, y el modo de actuar de Cristo, ejemplificado en sus encuentros con mujeres marginadas.

Para encontrar las medidas que erradiquen los malos tratos, Asenjo recomienda “no perder de vista la relación que establece el Directorio de la pastoral familiar de la Iglesia en España entre la violencia contra las mujeres y la revolución sexual, acaecida en Europa a medias del siglo XX, y que conforma en medida el modo como se vive actualmente la relación hombre-mujer”.

“La violencia contra las mujeres, sobre todo si se ejerce dentro del matrimonio, encierra una especial malicia moral, ya que el amor del esposo por la esposa debe ser signo del amor de Jesucristo por su Iglesia. Ello exige, en consecuencia, un amor del todo especial, protección y respeto”, concluye el prelado, que invita a los fieles a “implicarse en la pastoral familiar y en el anuncio del Evangelio de la familia, que es manantial de respeto por la dignidad de la mujer, de amor, paz y reconciliación”.

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