Tribuna

Enviados a predicar el Evangelio

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La Familia Dominicana celebra y agradece al Señor por el octavo centenario de la aprobación de la Orden de Predicadores. Su fundador, santo Domingo de Guzmán, revivió en el siglo XII la predicación del Evangelio. Asumió la misión de los apóstoles, viviendo la unión plena con Jesús en la contemplación de su misterio, en compañía de los primeros frailes y siguiéndolo en todo, particularmente en su misericordia con pobres y pecadores; viviendo la pobreza evangélica. “Dios mío, que eres la misericordia, ¿qué sucederá a los pecadores?”. Así oraba a fin de que Dios le mostrara caminos nuevos para atender con eficacia a los hombres y mujeres de su tiempo que se encontraban en tribulación. Su primer gesto de misericordia fue vender sus libros en Palencia para socorrer a los necesitados. Quiso que su compromiso con la predicación fuera también de hombres y mujeres y por eso se empeñó en organizar la Orden de Predicadores, constituída por varones clérigos y cooperadores, monjas contemplativas y hermanas, al igual que laicas y laicos. Fundó los primeros conventos como “casas de la misericordia”.

Sobresalieron muchos santos, como Tomás de Aquino, gran maestro en Teología; Luis Bertrán, misionero en Colombia; Martín de Porres, hombre humilde que compartió su vida con los pobres; y muchas santas, entre ellas Catalina de Siena, doctora mística; Rosa de Lima, flor de América; Marie Poussepin, apóstol social de la caridad.

Dignos de resaltar fray Antonio de Montesinos y fray Bartolomé de las Casas, quienes, como primeros evangelizadores fueron en la Colonia los grandes defensores de los indígenas y promotores de la justicia social como fundamento de la paz en América.

En los últimos tiempos se destacan fray Yves Congar, gran teólogo del Concilio, quien aportó mucho insistiendo en que la Iglesia es “comunión” y recordando que ella es “servidora y pobre”; y fray José Levret, gran sociólogo, colaborador en la encíclica Populorum Progressio. Cabe mencionar al beato Bartolomé Lugo, esposo y padre de familia, quien heredó de santo Domingo el amor al Santo Rosario como medio de contemplación con María del misterio de Cristo e instrumento de evangelización. En Colombia la Familia Dominicana se ha destacado en el campo social, en la educación, la salud y las misiones; con presencia en La Guajira, el Atlántico, Norte de Santander, Santander del Sur, Bogotá, Valle, Antioquia, Meta, Boyacá y, de manera particular, en Chiquinquirá, con el Santuario Nacional de Nuestra Señora del Rosario, desde 1636.

Leonardo Gómez O.P.

Obispo emérito de Magangué