‘Piratas del Caribe: en mareas misteriosas’: ¿eternamente joven?

JOSÉ LUIS CELADA | Huele a verano. Tanto que las producciones más ambiciosas parece que quieran adelantar(nos) las vacaciones y hayan decidido postularse como obligada oferta de ocio para esta monótona antesala estival. Solo así se explicaría que la cuarta entrega de Piratas del Caribe venga de arrasar la cartelera durante su primer fin de semana en España: casi seis millones y medio de euros de recaudación y más de 870.000 espectadores que han pasado por taquilla. También ayuda, claro está, el tirón del capitán Jack Sparrow (un Johnny Deep que acabará siendo recordado por este papel), último gran héroe del cine de aventuras.

Todo comenzó en 2003 con La maldición de la Perla Negra, a la que seguirían El cofre del hombre muerto (2006) y En el fin del mundo (2007). Ya entonces, apostábamos aquí por la continuidad de una fórmula (acción, misterio, unos toques de humor y una pizca de romance) que, sobreponiéndose al paso del tiempo y a las filias y fobias del gran público, ha seguido funcionando con mayor o menor fortuna (y fidelidad), en ese afán de responder a su único propósito original: el puro entretenimiento.

Por el camino se han ido quedando rostros populares (Orlando Bloom, Keira Knightley…), cuyo testigo recogen ahora, en este nuevo periplo bucanero, otros igualmente familiares (una esforzada Penélope Cruz, sin ir más lejos). Sin embargo, es el relevo en la dirección lo que proporciona a En mareas misteriosas cierta novedad, muy especialmente desde el punto de vista formal. Que un coreógrafo como Rob Marshall, padre del oscarizado musical Chicago, tomara el timón de este barco ha redundado en beneficio de una puesta en escena más clásica y unas imágenes más poderosas, lo que no ha impedido que incurra en los mismos “defectos de fábrica” de su predecesor: personajes demasiado esquemáticos y subtramas de dudoso interés, que entorpecen el ritmo y alargan el metraje.

Aun con todo, la penúltima expedición del excéntrico pirata protagonista –secundado por el inevitable corsario Barbosa (Geoffrey Rush) o el mítico Barbanegra (Ian McShane)– supone una auténtica declaración de principios sobre el propio futuro de la saga. “Lo importante es el viaje, no el destino”, reconoce el osado trotamundos cuando alcanza su meta: la legendaria Fuente de la Eterna Juventud. Hasta cuándo mantendrán sus películas (y el género al que tan dignamente representan) esa misma frescura es algo que dependerá de la capacidad que tengan para reinventarse sin renunciar a unas señas de identidad tan reconocibles como necesarias.

Mientras, a la espera de que lleguen algunos de los títulos presentados en Cannes días atrás, siempre resulta divertido adentrarse En mareas misteriosas sorteando soldados, sirenas y otras amenazas. A nadie puede sentarle mal un chapuzón contra los primeros calores.

FICHA TÉCNICA:

TÍTULO ORIGINAL: Pirates of the Caribbean: on stranger tides

DIRECCIÓN: Rob Marshall

GUIÓN: Ted Elliot y Terry Rossio

FOTOGRAFÍA: Dariusz Wolski

MÚSICA: Hans Zimmer

PRODUCCIÓN: Jerry Bruckheimer

INTÉRPRETES: Johnny Deep, Penélope Cruz, Geoffrey Rush, Ian McShane, Kevin McNally, Sam Claffin, Astrid Berges-Frisbey, Keith Richards, Óscar Jaenada

En el número 2.755 de Vida Nueva

Compartir