Bolivia clama ser recreada “en profundidad, unidad y libertad”

La Asamblea Plenaria del Episcopado renueva su confianza en el cardenal Terrazas como presidente

Diquattro-con-Terrazas(Ronald Grebe– La Paz) El cardenal Julio Terrazas Sandoval, arzobispo de Santa Cruz de la Sierra, fue reelegido nuevamente como presidente de la Conferencia Episcopal Boliviana (CEB) en el transcurso de la LXXXVIII Asamblea Plenaria de este organismo, celebrada en Cochambaba entre los días 20 y 25 de noviembre. La nueva directiva de la CEB para el período 2009-2012 se completa con el arzobispo de Sucre, Jesús Pérez, como vicepresidente, y el obispo auxiliar de La Paz, Óscar Aparicio, que será el próximo secretario general.

Una vez más, los obispos “le doblaron el brazo al cardenal”, de 73 años de edad, quien estaba dispuesto a ceder el cargo después de culminar un nuevo trienio al frente del Episcopado, pero el sentido eclesial y la unidad pudieron más. Los prelados decidieron, así, dar continuidad a la posición conciliadora y profética del purpurado en el seno de la sociedad boliviana, que atraviesa un momento histórico importante.

Julio Terrazas –quien preside, además, el Departamento de Justicia y Solidaridad del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), es consejero de la Pontificia Comisión para América Latina y miembro del Pontificio Consejo para los Laicos– ha denunciado reiteradamente durante los últimos meses en homilías y otras intervenciones públicas la creciente pobreza y la espiral de violencia que amenazan a los nueve millones de compatriotas. Él mismo fue víctima de esta escalada violenta, cuando, el pasado 15 de abril, su casa en Santa Cruz sufrió un atentado que causó daños en la puerta principal del edificio, hecho que desató el rechazo unánime de la opinión pública nacional e internacional.

Construir la paz

“La realidad que se vive en Bolivia nos llevará a renovar el constante llamado a la construcción de la paz, frente al clima imperante de violencia, inseguridad ciudadana, corrupción y narcotráfico”, insistió el cardenal al inaugurar una nueva Asamblea Plenaria ante los representantes de las 18 jurisdicciones eclesiásticas del país. “Lo que vemos y oímos –sostuvo Terrazas– podría ser algo más alentador si gobernantes y gobernados buscáramos juntos y con claridad acciones que dignifiquen la imagen del país”.

El arzobispo de Santa Cruz no se olvidó tampoco de hacer referencia a la campaña electoral, que culminará el próximo 6 de diciembre, cuando un total de 5,1 millones de ciudadanos acudirán a las urnas, recordando que, “si cada votante delante del ánfora se internara en el ‘santuario inviolable’ de la conciencia, miraría con responsabilidad la Bolivia que hoy, más que nunca, clama recrearla en profundidad, unidad y libertad”.

Dirigiéndose a los ocho candidatos a la Presidencia, a igual número de aspirantes a la Vicepresidencia y a los cientos de nombres que optan a los 36 puestos del Senado y a los 130 escaños de la Cámara de Diputados que participarán en dichos comicios, el presidente de la CEB deseó que quienes anhelan convertirse en servidores de la sociedad se dejen guiar por el Evangelio, y les invitó a meditar sobre la siguiente cita bíblica: “Saben que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será esclavos de todos”.

Terrazas pidió también a los fieles elevar sus oraciones para que en la próxima cita electoral, decisiva para el país, se imponga la transparencia y el cumplimiento de las normas electorales. “Esto garantizaría –señaló– el nacer de una Bolivia sin las repeticiones frustrantes del pasado”.

Finalmente, refiriéndose al trabajo de la propia CEB, el cardenal desveló que “una de las tareas más importantes que nos espera es la culminación del proceso de reestructuración de los organismos de servicio de nuestra Conferencia Episcopal. Fue un sueño acariciado desde hace largo tiempo, iniciado ya en la gestión anterior y decidido en Asamblea desde hace un año. Lo que ahora nos toca es avanzar en su ejecución”. E insistió en que un objetivo de la Asamblea es “dar sentido del amor de Dios en medio de su Iglesia”. Porque “un obispo es un servidor”, a quien, “a pesar de todas las dificultades o sinsabores que pueda venir del interior o exterior de la Iglesia, corresponde decir una palabra oportuna con claridad y audacia”. Y añadió: “Aunque esta Palabra que es expresada por sus pastores en la Iglesia pueda no ser comprendida o hasta ser criticada, existe algo que el pueblo no deja de lado: su devoción simple, sencilla, humilde, pero confiada, sin muchas palabras pero con muchos signos de amistad y cercanía con Dios”.

rgrebe@vidanueva.es

En el nº 2.685 de Vida Nueva.

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