Formar un laicado maduro, meta de la nueva Acción Católica

Tras la aprobación de los estatutos por la CEE, pone en marcha su configuración

accion-catolica-general(Marina de Miguel) Se ha abierto un nuevo camino para el apostolado seglar en España. La aprobación, el 24 de abril, de los Estatutos del Movimiento de Acción Católica General por la XCIII Asamblea Plenaria de la CEE hace realidad el trabajo y esfuerzos de esta formación por, como explica Mª Gracia Rodríguez, presidenta de Acción Católica General de Adultos, “afrontar los nuevos retos que tiene hoy en día la Iglesia y responder del modo más eficaz posible a la misión encomendada: formar un laicado maduro”.

Esta nueva realidad plantea la constitución de un único movimiento con tres sectores (niños, jóvenes y adultos), que comparten unos planteamientos básicos comunes y una necesaria coordinación, al tiempo que respeta la autonomía requerida para cada franja de edad. Con ello, se ofrece una mejor y mayor evangelización y se solucionan posibles divergencias fruto de la existencia de tres movimientos [Movimiento Junior de Acción Católica, Movimiento de Jóvenes de Acción Católica (MJAC) y Acción Católica General de Adultos (ACGA)] que, en ocasiones, conducía al desaprovechamiento de recursos y estructuras. 

Si nuestra misión es ayudar a hacer crecer a un cristiano, queremos acompañarle a lo largo de toda su vida, y esta nueva configuración facilita la continuidad en la formación”, afirma Virginia Burgos, presidenta general del MJAC.

De igual modo, ve entre los aspectos positivos el valor de tener como referencia constante a personas de otras edades. “Eso es verdaderamente la comunidad parroquial, pues en ella estamos todos presentes”, matiza.

El futuro de los 5.000 militantes de ACG tiene su próxima parada en Cheste (Valencia), donde celebrará del 30 de julio al 2 de agosto su Asamblea constituyente. “Entramos en una fase novedosa y sabemos que habrá dificultades, pero las asumimos con ilusión. Seguimos perteneciendo a las mismas claves que los demás movimientos de Acción Católica, pero queríamos ofertar una nueva situación a la Iglesia. No es un cambio muy trascendental”, apostilla Mª Gracia Rodríguez.

Aunque las preocupaciones que han dado origen a esta nueva iniciativa estaban de alguna manera presentes en las primeras reuniones de los tres movimientos, allá por los años 90, no cristalizaron hasta 2006 en la redacción del documento La Acción Católica General. Nueva Configuración. A vino nuevo, odres nuevos. En 2007, durante el puente del 6 al 9 de diciembre se convocaron en Huesca las asambleas de los tres movimientos para votar esta nueva organización. Tanto la sección de adultos como la de jóvenes aprobaron esta iniciativa y comenzaron a estudiar el documento Puesta en marcha, germen de todo lo acontecido.

DIVISIÓN DE OPINIONES

El Movimiento Junior no aprobó la configuración salida de la reunión de Huesca y continuó su Asamblea por separado. En un Pleno extraordinario en enero de 2008, 17 diócesis de las 35 que aglutinaba esta agrupación decidieron desvincularse del nivel general de este Movimiento para unirse al nuevo proyecto. Tras diversas reuniones, se acordó que pudiesen participar en la Acción Católica General a todos los efectos y que dos miembros de la anterior Comisión Permanente del Movimiento Junior, que habían presentado su dimisión, se incorporasen a la Comisión Permanente Conjunta, para coordinar el trabajo de este sector. 

“Hubo dos niveles de concepción del nuevo proyecto. Una parte creía que se iba a perder un poco del protagonismo de los niños y no vieron necesario en ese momento la unión. Pero puede que tampoco hubiera un motivo concreto y que el problema fuese una reflexión más lenta y un poco de miedo”, sostiene Luz María Pousa, responsable del sector Niños de la ACG. “Mantenemos un diálogo porque somos dos movimientos de Acción Católica General y con dos realidades de niños, pero ellos siguen su camino trabajando como lo venían haciendo”.

En el nº 2.661 de Vida Nueva.

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