Osma-Soria acoge a su nuevo obispo

Gerardo Melgar asume ‘con gozo e ilusión’ su nueva tarea apostólica

(Miguel Ángel Malavia) El que hasta septiembre de 2007 era vicario general de Palencia, Gerardo Melgar Viciosa, fue ordenado obispo el pasado sábado 5 de la que ya es su nueva diócesis: Osma-Soria. En el marco de una abarrotada catedral del Burgo de Osma, una expectante feligresía no quiso faltar a la nueva cita con el que, a partir de ahora, es su nuevo pastor. Presidió la ceremonia el nuncio Manuel Monteiro de Castro, acompañado por los cardenales de Madrid y de Toledo, junto a cerca de una cuarentena de obispos llegados de toda España, así como diversas autoridades civiles de Palencia y Soria.

El ritual ceremonial se inició a las 18:00 horas con la visita del nuevo prelado a la capilla del Santísimo Sacramento y a la Sacristía Mayor. En esos momentos estuvo acompañado por los miembros del Cabildo y el Colegio de Consultores, que daban así la bienvenida a su nuevo obispo. Llegado al altar, el hasta entonces administrador de la diócesis, David Gonzalo, le dio una calurosa acogida al recibirle “con el corazón abierto”.

Fidelidad al Evangelio

El momento culminante se dio con el acto de ‘promesa del elegido’. Tras aceptar la consagración a manos del nuncio, Melgar reafirmó su total “fidelidad al Evangelio”. Ya como obispo, dirigió un emotivo y cercano discurso a los allí presentes. Así, con gran humildad, explicó la razón que le había llevado a elegir como su lema episcopal la frase que Cristo enunció a Pablo: “Te basta mi gracia” (Cor. 12,9). Afirmó que “por la fragilidad y la pobreza” de su persona “nunca sería capaz de culminar la misión” que el Señor ha querido encomendarle. “Pero la gracia de Cristo será suficiente” para así llevarla a cabo, concluyó. Mostrándose en todo momento jovial y cercano con sus nuevos feligreses, saludó cariñosamente a sus diocesanos de origen (en Palencia ha desarrollado todo su ministerio sacerdotal), de los cuales varios centenares quisieron presenciar en vivo su ordenación episcopal. Finalmente, dirigiéndose a las autoridades civiles, les pidió que trataran de fomentar por todos los medios posibles una Soria “con las infraestructuras necesarias que faciliten su tejido industrial”. A juicio del prelado, ésta sería una solución efectiva a la “despoblación” que afecta a la provincia, dando a los jóvenes “un futuro estable y esperanzador”. Su atención a los jóvenes puede ser una de las señas de su magisterio, pues no dudó en calificar a éstos como aquellos que “siempre han sido los más cercanos colaboradores de Cristo”. 

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