Tribuna

Sínodo de la Amazonía: ¿ordenación a hombres casados?

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Hace poco el cardenal alemán Walter Kasper ha declarado a medios alemanes que el Papa quiere dejar en manos de las iglesias locales la decisión de ordenar a hombres casados. El cardenal Kasper es partidario de la ordenación de hombres casados, ‘viri probati’, pero se muestra convencido de que el Papa quiere dejar esta decisión en manos de las conferencias episcopales, de acuerdo con el mismo espíritu de libertad sinodal que se aplica a la comunión de los divorciados vueltos a casar, es decir, habría que estudiar caso por caso, y así lo ha manifestado al portal de la Conferencia Episcopal Alemana.

Lo cierto es que no era improbable que la situación de los sacerdotes casados llegara para la Iglesia Católica; sin embargo, la Santa Sede realiza los preparativos para el Sínodo sobre la Amazonía que analizará el tema. Esta convocatoria del Sínodo no es una novedad, porque sínodos de esta índole se han realizado en los Países Bajos. De todas formas, este Sínodo también aborda algunas problemáticas en particular de la Iglesia o bien por circunstancias que requieren una atención especial. Se sabe que los sínodos son de carácter consultivo, y, en este caso, las conclusiones del Sínodo en la Amazonía serán elevadas a la Santa Sede.

¿Cuál es el motivo del Sínodo? Hay dos cuestiones de fondo: primero, los efectos ecológicos que están provocando algunas multinacionales. La extracción de los recursos en la Amazonía, que arrasan con la naturaleza, los minerales, la fauna, etcétera, y la violación a los derechos de los nativos. Segundo, la escasez de sacerdotes que origina la idea de ordenar hombres casados, es decir, surge por la necesidad pastoral de implementar la ordenación a hombres de madurez suficiente que, una vez casados, puedan ordenarse. Son los llamados ‘viri provati’, ‘hombres ya probados’, como se los definía en el Concilio Vaticano II.

papa Francisco viaje Perú Puerto Maldonado con pueblos Amazonía 19 enero 2018

El sacerdocio hoy, en los distintos ritos

Ciertamente, que no estamos ante un problema dogmático, ya que existen sacerdotes casados, como los del rito oriental (ortodoxos, rito griego o ruso); también los anglicanos. Con Benedicto XVI, estos últimos abdicaron de su confesión y fueron aceptados en la Iglesia católica, donde posteriormente volvieron a ser ordenados por el rito católico y mantuvieron su matrimonio. No obstante, al no ser este un problema dogmático como la aceptación de las mujeres al sacerdocio, es muy probable que se produzcan algunos efectos colaterales.

Los sacerdotes casados, como es natural, tienen familias y necesitan dedicar tiempo y recursos económicos. Sabemos que algunos viven con ingresos muy escasos, lo cual generaría un descontento, puesto que unos trabajarían más y ganarían menos, en tanto que otros trabajarían menos y ganarían más. Asimismo, si a estos sacerdotes casados no les va bien en su matrimonio, ¿qué sucedería si quieren separarse? ¿Qué pasa con los sacerdotes con hijos que quieren sacar a la luz su situación? ¿Qué va a ocurrir con los sacerdotes que no deciden casarse?

Considerar la posibilidad de los sacerdotes casados, como los anglicanos y luteranos, aunque también ellos padecen carestía de vocaciones, manifiesta que el problema de la escasez de sacerdotes no se soluciona con poner fin al celibato. Pero si la Santa Sede quiere endosar el problema a cada conferencia episcopal, entonces habrá que estudiar cada caso, puesto que hay que tener en cuenta los contextos, cultura y la madurez necesaria como comunidad cristiana para permitir que hombres casados sean ordenados.

El ejemplo de Jesús

La verdad sea dicha, cuesta determinar si todos los sacerdotes puedan casarse, pues desde que Jesús practicó y vivió en carne propia este “consejo evangélico”, siempre lo presentó como una forma más totalizante, comunitaria, libre para la instauración del Reino de Dios. Además, tampoco se puede ignorar que hay sacerdotes de probada fe que viven felices y serenos su castidad. Son personas muy conformes con su vida y no por eso, estiman que el celibato es una limitante para la causa del Reino. Estos han dado señales fecundas a partir de su testimonio de vida. Por tanto, creo que habrá que discernir para qué casos es posible la ordenación de hombres casados.

Asimismo, el Papa aún ve viable y necesaria la práctica del celibato. Cuando abrazamos el sacerdocio ministerial, asumimos la vida de Jesús en su integridad. Y hasta ahora, Jesús, según los evangelios, llevó una vida célibe, no por capricho ni porque no viera a bien el amor y compañía de una mujer, sino porque la causa del Reino era su “gran amor” y tenía mayor prioridad, más que cualquier otro amor.