Tribuna

Se nos necesita íntegras-íntegros y disponibles a la entrega gratuita (Mateo 15, 29-37)

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En este Adviento 2020, mi vida se está deteniendo primero en la necesidad que tenemos los seres humanos de “sentir el tiempo” (Marcos 13, 33) y segundo, en la necesidad que tiene la humanidad de personas, mujeres y varones, que caminen ágiles, con visión y mirada correcta, con capacidad de escucha y con palabra convocante por su profundidad, su coherencia, su sencillez y valentía, habiendo captado que el mensaje-eje del proyecto de vida de Jesús es la compasión (Mateo 15, 29-37).



Jesús desde su compasión, alimentó a la multitud de seres humanos que lo seguían. Y los alimentó sin importarle su procedencia religiosa, su raza, su nacionalidad, sólo, con su mirada profunda, captaba la necesidad de la otra o del otro, de la multitud y buscaba cómo responderles.

“Y Jesús se compadeció” (Mateo 14,14) y desde ahí obró. Esta afirmación tendría que cuestionar nuestra existencia. La compasión como motor de nuestra vida. La compasión como experiencia que nos mueve a donar gratuitamente nuestra vida. La compasión como motivación de nuestra consagración.

Adviento y entrega

Adviento es una oportunidad para dejarnos conducir ‘al monte´ donde se nos revelará Jesús, expresándonos como adquiere sentido una vida; diciéndonos que una vida se plenifica entregándola toda en el hacer el bien. También nos revelará el contexto de esa entrega: mujeres y varones necesitados de todos los pueblos y procedencia, comenzando por aquellas y aquellos con quienes convivimos.

Estos seres humanos, también aquellas y aquellos que conviven con nosotros, necesitan y buscan liberación definitiva de todo mal. También necesitan, aunque no lo sepan tan claramente de la liberación de sí mismos. Los seres humanos necesitamos y buscamos el júbilo de la liberación verdadera, liberación de todo lo que tengamos que liberarnos, para que los mudos hablen; los cojos puedan caminar; los ciegos puedan ver; los sordos puedan escuchar y todas y todos en comunión alcancemos la equidad y la justicia y respetemos y cuidemos la casa común, el planeta.

Desde la experiencia personal de compasión, brindar, ofrecer, donar, entregar nuestra vida para el bien de todos y de todo. Consecuencia de esta entrega, será en palabras de Isaías: “Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el tullido, la lengua del mudo cantará; porque ha brotado agua en el desierto, arroyos en la estepa, el arenal será un estanque, lo reseco un manantial…” (35, 5-7).

Adviento y fecundidad

Sí, este tiempo de Adviento es un llamado a despertar nuestra conciencia y desde esa evolución de conciencia, comprender que la fecundidad se alcanza cuando nos abrimos y nos dejamos habitar por el amor-servicio y nos donamos gratuitamente. Adviento, tiempo propicio para concretar la solicitud que leemos en Isaías: “Ensancha el espacio de tu tienda, despliega sin miedo tus lonas, alarga tus cuerdas, clave bien tus estacas;” (54,2.

Adviento, tiempo privilegiado para dejarnos fecundar por el Misterio Trascendente y su propuesta, concretada en la persona de Jesús.

Pidamos con insistencia al Dios Misterio de Vida ser dóciles a esta propuesta y permitirnos cambiar en nosotras, en nosotros, todo lo que sea necesario cambiar.

 

Liliana Badaloni, op