Tribuna

San Agustín, la Biblia y Joe Biden

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Las miradas de todo el mundo se dirigieron este miércoles hacia Washington. Después de semanas de caos, violencia e incertidumbre, Joe Biden tomó posesión en la escalinata del Capitolio como 46º presidente de Estados Unidos. El demócrata –el segundo presidente católico de la historia del país– juró su cargo ante un vieja Biblia familiar de 1893.



La Biblia tuvo un importante protagonismo en la esperada ceremonia, y no solo en el momento en que puso su mano sobre ella para prestar juramento. El discurso de Biden contó con algunos retazos de la fe católica que profesa y que exhibió varias veces. En las 2.507 palabras que dirigió a los estadounidenses, Dios apareció en cinco ocasiones. En general, el mandatario utilizó sus creencias como elemento de unión con las ideas –políticas y sociales– que pretendió transmitir.

Hablando de la identidad estadounidense y abogando por la unidad social, Joe Biden mencionó a San Agustín. “Hace muchos siglos –dijo–, San Agustín, un santo de mi Iglesia, escribió que un pueblo es una multitud definida por los objetos comunes de su amor”. Acto seguido, formuló una pregunta que él mismo respondió: “¿Cuáles son los objetos comunes que amamos y que nos definen como estadounidenses? Creo que lo sé: oportunidad, seguridad, libertad, dignidad, respeto, honor y, sí, la verdad”.

La definición que el Padre y Doctor de la Iglesia realiza del pueblo en el capítulo 24 del libro 19 de ‘La Ciudad de Dios’ fue utilizada por el nuevo presidente de Estados Unidos para reforzar su idea de unidad de todos los ciudadanos bajo unos valores comunes. En el citado libro, que contrapone la ciudad celestial a la ciudad pagana, el obispo de Hipona define el pueblo como “el conjunto multitudinario de seres racionales asociados en virtud de una participación concorde en unos intereses comunes”. Si bien no menciona el amor de forma directa, en su obra concreta el amor como elemento clave que une a los creyentes.

Más adelante hizo referencia a la Biblia cuando abordó el dolor que está causando la pandemia en Estados Unidos. Biden prometió “dejar de lado la política” y luchar por el final del Covid-19, añadiendo: “Y os prometo que, como dice la Biblia, ‘El llanto puede durar toda la noche, pero a la mañana vendrá el grito de alegría’”. La cita es del salmo 30, en el que el rey David canta las alabanzas de Dios y asegura que, aunque el presente sea un camino de miedo y dolor, en el mañana resplandecerá la luz de Dios. La intención del presidente estadounidense al hablar de la venida del “grito de alegría” no era la vida eterna, sino el fin de la pandemia.

Seguidamente se vivió uno de los momentos más emocionantes del acto. Joe Biden invitó a todos los presentes a “un momento de oración silenciosa” por los fallecidos a causa del coronavirus. Todo el capitolio guardó silencio durante apenas diez segundos en un nuevo gesto de fe del presidente, que terminó su discurso con el tradicional “Dios bendiga a Estados Unidos y proteja a nuestras tropas”.

Primer presidente católico en 60 años

Con su llegada a la Casa Blanca, Joe Biden se ha convertido en el primer presidente católico de Estados Unidos en 60 años. El primero de todos fue John Fitzgerald Kennedy, que tomó posesión en 1961 y fue asesinado en 1963.

Esto mismo ha resaltado el presidente de la Conferencia de los Obispos Católicos de Estados Unidos, José Horacio Gómez, en su mensaje tras la toma de posesión. El obispo de origen mexicano aseguró que “será refrescante interactuar con un presidente que comprende la importancia de la fe”.

No obstante, advirtió que, en su trabajo conjunto, habrá asuntos en los que exista una “estrecha colaboración” pero otros en los que la Iglesia de Estados Unidos haga patente sus “desacuerdos de principios” y muestre “una fuerte oposición”. Es el ejemplo, entre otras cosas, del aborto, que es legal en todos los estados del país.