Tribuna

La salud de Benedicto XVI

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ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

“Muchos habrán podido constatar que en el Papa se han hecho más evidentes durante los últimos meses algunos signos de envejecimiento”.

Joseph Ratzinger ha presidido las numerosas ceremonias navideñas, algunas de las cuales han sido transmitidas por televisión a escala mundial. Muchos habrán podido constatar que en el Papa se han hecho más evidentes durante los últimos meses algunos signos de envejecimiento. Nada anormal, se dirá, en un hombre que cumplirá 85 años el próximo mes de abril.

Su círculo más íntimo intenta por todos los medios ahorrarle cualquier esfuerzo innecesario: se ha reducido, por citar un solo ejemplo, el número de personas a las que da la comunión en las eucaristías vaticanas, y su médico personal, Patrizio Polisca, se ha trasladado recientemente con su familia a vivir al Vaticano.

No lo hizo durante sus largos años de servicio el doctor Renato Buzzonetti, ni su antecesor, Mario Fontana, pero en ciertos episodios clínicos, la rapidez de intervención especializada puede ser decisiva.

En el nº 2.783 de Vida Nueva.