Tribuna

Está y… es Bendición

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“¡Adiós, oh Gandalf! -dijo el rey- ¡Que siempre aparezcas donde mas te necesiten y menos te esperen! ¡Cuantas más veces vengas a mis salones, tanto más me sentiré complacido!” (Tolkien, J. R. R, 2017, pág. 300).



Recuperada la Montaña Solitaria para los Enanos, Mithrandir y Bilbo emprenden el viaje de regreso. Lo hacen junto al Rey de los Elfos del Bosque. Llegados a un punto, solo continuarían los dos y ahí el rey saluda al Mago de esta manera. Es allí, donde este personaje afirma que la presencia de este Maia es sorpresiva (aparece, en la necesidad y donde menos se lo espere) y que dicha presencia provoca gozo…

Con esta analogía, es que nos hace eco de la presencia de Dios y su bendición.

Dios está

Estimados lectores, este año 2024 buscaremos profundizar en cada semana una palabra orientadora que pueda surgir de la realidad y de los textos bíblicos de cada domingo que como comunidad creyente rumeamos. En esta oportunidad es la palabra “bendición”.

Desde la presencia de Dios, independientemente de nuestras realidades, creemos, como comunidad de fe, que la Trinidad está siempre presente… y esta afirmación, significa ¡siempre y en todo momento! Es una convicción fruto de la revelación, que celebramos, anunciamos en todo instante y lo proclamamos a viva voz en las celebraciones comunitarias al decirle a Dios: que amas a los hombres, que siempre estás con ellos en el camino de la vida” en la denominada Plegaria Eucarística IV para diversas circunstancias “Jesús, que pasó haciendo el bien (CEA – Misal Romano Cotidiano, 2011, pág. 974). Sería extenso, para esta columna, fundamentar la creencia de la fe cristiana en la existencia siempre presente y actuante de la Trinidad. Es por ello que sugerimos, para quienes quieran ahondar, que lo puedan leer y meditar en el libro ‘Te creo. Una propuesta pastoral desde Jesús’ que es de nuestra autoría y en donde detallamos sus fundamentaciones bíblicas-teológicas, litúrgicas y magisteriales.

Presencia que bendice de…

La Encarnación y el Nacimiento de un Dios que es “auténticamente humano” nos sigue desbordando y regocijando. Finalizada la octava de Navidad, la fe de la comunidad sigue haciendo eco de la bendición de esta divinidad que se ha puesto en nuestras manos. Los textos del Domingo del Bautismo de Jesús, nos podrían invitar a contemplar esta “bendición de Dios” de múltiples maneras. Nos animamos a proponer algunas que surgen de su lectura y meditación con la vivencia eclesial de estos días:

a. Manera personal

En nuestras vidas siempre hay presencias que son bendiciones. Personas que han dado y siguen dando una manera nueva de vivir, sin dejar de ser nosotros mismos… Ellas tienen características que posiblemente alguna hemos incorporado, otras están en proceso de crecimiento y, quizás algunas, todavía no fueron descubiertas.

Isaías nos invita a mirar a quien es la señal de la presencia de Dios y es una persona, es un servidor humilde que tiene características particulares y que se nos presentan para nuestra meditación.

Es una persona que fue llamada… como nosotros
Es una persona tomada de la mano… como nosotros.
Es una persona con quien Dios hizo una alianza… como con nosotros.
Es una persona convocada con una misión… como nosotros.
Es una persona llamada “hijo”… como nosotros.

b. Manera alegre y conflictiva

Con el salmista queremos “entrar” en su presencia… ¡no que él venga por un gesto o invocación! Dicha presencia es con vítores y alegría, dándole gracias y bendiciendo su nombre.

El salmo nos pondría en una disyuntiva considerable: la bendición. Por lo general, ella es de alguien a quien consideramos importante, con dones sagrados, o porque son portadores del mismo Dios. Sin embargo, aquí se nos invita a bendecir al mismo Dios.

La revelación bíblica nos manifiesta a un Dios que bendice y es bendecido (Fiducia Supplicans, 2023) (#14 – 19)

c. Manera inclusiva

Pedro nos recuerda que Jesús es presencia de Dios en nuestro tiempo, espacio e historia… su acción y entrega ha dado a la vida humana y al cosmos un giro (Do a Kickflip) y que este Dios, revelado por el mismo Jesús, “no hace acepción de personas, y que, en cualquier nación, todo el que lo ama y practica la justicia es agradable a él” (Hchs. 10, 34).

Por la creación, encarnación, nacimiento, pasión, muerte y resurrección del Pastor bello, somos agradables para Dios.

Es bendición

“Ellas, de hecho, nos llevan a captar la presencia de Dios en todos los acontecimientos de la vida y recuerdan que, incluso cuando utiliza las cosas creadas, el ser humano está invitado a buscar a Dios, a amarle y a servirle fielmente”. (Fiducia Supplicans, 2023)(#7)

Es una tradición en varias culturas solicitar la bendición a personas que tienen un rol destacado en las familias, comunidades, etc. Por lo general, son personas queridas y significativas para quien solicita la bendición. La persona que bendice, tanto personal como comunitariamente, anhela, desea y ofrece que el Buen Dios acompañe y haga “bien” en la vida de las personas bendecidas.

Tan fuerte es esa experiencia cultural, que quien solicita la bendición lo hace por necesidad, consolación, búsqueda, etc., de la comunidad a la que está integrado: familia.

a. Constante

“Y la bendición de Dios todopoderoso, del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, descienda sobre ustedes y permanezca para siempre” (CEA – Misal Romano Cotidiano, 2011, pág. 1009)

Los cristianos creemos, celebramos y anunciamos a una Trinidad que se enredó en nuestra vida, en nuestra historia y que siempre está acompañándonos.

b. Participante

“Todo bautizado es llamado a ser una bendición y a bendecir” (CEC, 1997) (#1669)

Dios al bendecir a la humanidad, nos hace parte de su deseo de liberación, acompañamiento y caridad. Bendecir, es configurarnos con el corazón de Jesús (Fiducia Supplicans, 2023) (#19), que pasó haciendo y desando el bien, anhelando y suscitando el Reino en la vida de las personas.

c. Abierta, filial y fraternal

“Los cielos se abrían y que el espíritu Santo descendía sobre él como una paloma; y una voz desde el cielo dijo: Tu eres mi hijo muy querido, en ti tengo puesta toda mi predilección” (Mc. 1, 10 – 12)

Al bendecir y ser bendecidos la ternura y el amor de Dios se brindan a toda persona, especialmente en quienes buscamos esa bendición. Ella no hace acepción de personas, diría Pablo, y, por lo tanto, nos configura con él para ser abiertos, fraternales y signos a quien lo busca. Bendiciendo, como comunidad, expresamos “la maternidad de la Iglesia que invita al fiel a tener los mismos sentimientos de Dios hacia sus propios hermanos y hermanas” (Fiducia Supplicans, 2023) (#19).

Es por ello, que con Francisco queremos recordar (pasar por nuestro corazón) que: “¡Dios no aleja nunca al que se acerca a Él! Al fin y al cabo, la bendición ofrece a las personas un medio para acrecentar su confianza en Dios. La petición de una bendición expresa y alimenta la apertura a la trascendencia, la piedad y la cercanía a Dios en mil circunstancias concretas de la vida, y esto no es poca cosa en el mundo en el que vivimos. Es una semilla del Espíritu Santo que hay que cuidar, no obstaculizar” (FS #32)

d. Transformante

Somos bendición de Dios para los demás… como somos. Y, seguro alguna o varias veces, pedir perdón forma parte de esta característica humana de nuestra existencia. Ser bendición no es ser “perfección” o “modelo estoico”.

Ser bendición… es ser presencia.
Ser bendición… es ser humano, no es ser superhéroe ni aplicar a nuestra vida esos filtros que en apariencia nos modifican.
Ser bendición… es estar al lado de las personas en sus circunstancias.
Ser bendición… es ser una expresión religiosa del amor de Dios, y no pecadocentrista.
Ser bendición… es ser anuncio de lo bueno, bello y noble que hay en las personas y sus realidades. Porque somos cristianos que hemos experimentado que el amor de Dios todo lo transforma y que no hay pecado más fuerte que su ternura y compasión (Cf. Rom. 5, 20).
Ser bendición… es ayudar a vivir en la libertad de los hijos muy queridos.
Ser bendición… es vivir la donación y la gratuidad, porque la hemos recibido incluso “aun cuando éramos pecadores” al decir Pablo y, por otro lado, la brindamos, compartimos con toda persona que, movida por la acción del Espíritu, busca a Dios o quiere sentir en un gesto eclesial, esa ternura cercana a su existencia.

Plegaria

Trinidad Santa, es bello y fascinante darte gracias, siempre y en todo lugar, “porque tú eres buena y fuente de la vida, hiciste todas las cosas para colmarlas de bendiciones y alegrar su multitud con la claridad” (Plegaría IV) con tu presencia.

Te damos gracias por tantas presencias que son bendiciones y regocijo en nuestra existencia.

Te pedimos que, como comunidad de fe, continuemos siendo presencia que bendice, incluye y alegra la vida, toda vida.

Te suplicamos que continuemos siendo bendición constante, participante, abierta, filial , fraternal y transformante para vivir en tu presencia y acompañando la existencia con sus luces y oscuridades.

Que nuestra presencia, como dice Eduardo Pironio, continúe siendo:

  • “Luz que ilumina el lenguaje del silencio y voz, que, surgiendo de la vida, no habla. Es decirle a los demás que estamos cerca, aunque sea grande la distancia que separa.
  • Esperanza de los otros y simplemente, llenarla.
  • Sufrir con el que sufre y desde dentro, mostrarle que Dios cura nuestras llagas.
  • Reír con el que ríe y alegrarse del gozo del hermano porque ama.
  • Gritar con la fuerza del Espíritu la verdad que desde Dios siempre nos salva.
  • Vivir expuestos y sin armas, confiando ciegamente en Tu Palabra.
  • Abrirse a los “signos de los tiempos” manteniéndose fiel a Tu Palabra.
  • Caminante en el camino poblado de hermanos, gritando en silencio que estás vivo y que nos tienes tomados de la mano”(Pironio, Eduardo, 2016).

Deseamos que estos días por venir, por estos brindis de deseos y bendiciones, nos ayuden a vivir la experiencia del Rey Elfo y Gandalf, para que como creyentes revivamos que Dios está donde más se lo necesita y menos lo esperamos, que cada día de este año nos ayuden a recordar que su presencia y bendición, nos hacen vivir complacidos en su amor.

Feliz 2024 en la ternura de Dios que nos bendice siempre con su presencia.

Bibliografía

CEA – Misal Romano Cotidiano. (2011). ‘Misal Romano Cotidiano’. Buenos Aires: Oficina del Libro.
CEC. (26 de diciembre de 1997). Catecismo de la Iglesia Católica.
Fiducia Supplicans. (18 de 12 de 2023). .
Pironio, Eduardo. (2016).
Tolkien, J. R. R. (2017). ‘El Hobbit’. Buenos Aires: Minotauro.


Foto: Nathan Dumlao, obtenido de https://unsplash.com/es