Tribuna

El vasco Etchegaray

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ANTONIO PELAYO | Corresponsal de Vida Nueva en Roma

“El cardenal Etchegaray, pionero del diálogo ecuménico ha mantenido siempre estrechas relaciones personales con los metropolitas de la Iglesia Ortodoxa Rusa y, más en concreto, con el actual Patriarca de Moscú, Kirill. Ha sido siempre acogido con gran respeto, y esta vez no ha sido la excepción”.

El cardenal Roger Etchegaray, nacido en Espelette, encantador pueblecito del País Vasco francés, en 1922, se ha repuesto bastante bien de la ruptura de fémur que se produjo cuando fue arrollado la noche de Navidad de 2009 en el curso del “asalto” de Susanna Maiolo. La prueba es que ha vuelto a practicar una de sus pasiones: viajar. Ahora lo ha hecho, entre el 9 y el 15 de junio, a San Petersburgo, donde ha tenido ocasión de celebrar con los hermanos ortodoxos la fiesta de Pentecostés.

El presidente emérito de los pontificios consejos Justicia y Paz y Cor Unum y pionero del diálogo ecuménico ha mantenido siempre estrechas relaciones personales con los metropolitas de la Iglesia Ortodoxa Rusa y, más en concreto, con el actual Patriarca de Moscú, Kirill. Ha sido siempre acogido con gran respeto, y esta vez no ha sido la excepción: ha sido huésped de la Academia Ortodoxa de Teología y le hizo los honores el actual Metropolita, Vladimir, al que entregó una carta del cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Que no se trataba de un simple viaje turístico lo demuestra que el Papa haya querido recibirle a su regreso de Rusia el 27 de junio. Benedicto XVI quería, sin duda, hacerse contar el viaje por este cardenal que, como dice el título de su último libro, “ha escuchado latir el corazón del mundo”.

En el nº 2.760 de Vida Nueva.