Tribuna

‘Caminando en esperanza’ desde la Fraternidad Misionera del Verbum Dei

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Al orar sobre el lema de la Jornada Mundial para la Vida Consagrada –‘Caminando en esperanza’, venía a mi mente las palabras del himno de tercia que dice: “Solo desde el amor la libertad germina, solo desde la fe, van creciéndole alas…”, palabras que me sirven de referencia para comprender el camino tan bonito que es vivir las relaciones fraternas dentro de una de las familias eclesiales a la que pertenezco, la Fraternidad Misionera del Verbum Dei.



¿Cómo intento vivir esas relaciones?

Por un lado, desde el reto constante que supone la organización en pequeñas comunidades locales, con la práctica de los medios habituales que nos ayudan a la vivencia del carisma: la oración personal, el estudio y dedicación a la preparación de la Palabra de Dios y el ejercicio de la misión propia de la predicación de dicha palabra. El reto saludable es la apertura constante a los otros estados de vida, célibes, consagrados y matrimonios que forman parte de la Fraternidad. Es una vivencia donde la escucha y la complementariedad ayudan a tener una visión más amplia del trabajo apostólico y a agradecer los aportes de unos y otros para llevar adelante la misión confiada de vivir y anunciar el Reino de Dios en los lugares donde estamos insertas.

Por otro lado, la eclesialidad la fraguamos en la misión compartida con los laicos que participan del mismo carisma. ¡Qué alegría da ver que las relaciones que vivimos son de verdadera fraternidad!, y como disfrutamos de ese don recibido de la fe y de la forma de vivirla y anunciarla. ¿Qué es lo que nos alegra tanto? Que podemos vivir con horizonte y anchura, no solo por ver la eficacia de lo que anunciamos en los que reciben la fe, sino por lo que esa fe anunciada incide en nuestra vida y nos hace cada vez más testigos del Dios vivo.

Son relaciones nuevas porque conjugan realidades diversas, personas muy diferentes que nos unimos y creamos esa comunión necesaria que nace del contacto vivo y constante con la fuente de la comunión, nuestro Dios trinitario. Relaciones que se abren a proyectos y caminos nuevos para poder llegar a la vida de personas que viven vacías porque falta la experiencia del amor de Dios en sus vidas. Relaciones donde aceptamos que cada uno hacemos camino y tenemos diferentes procesos, tiempos, necesidades… que hay que tener en cuenta y donde no siempre estamos todos “a punto” por eso es tan vital la mirada de misericordia entre nosotros.

Poco a poco estas relaciones que nos ayudan a encarnar el evangelio son ese “fermento en la masa” de nuestro mundo que va transformando la mirada, la propia de cada uno de nosotros y que nos hace más dóciles a las inspiraciones del Espíritu Santo para no desistir ante las realidades de tantos hermanos que son duras de acompañar. Gestaciones de esperanza ante caminos que hay que desbrozar y aceptación constante de situaciones que están siempre más allá de nuestras propias fuerzas. Creemos humildemente en este camino que encarna el Evangelio de Jesús.


*María Eloína Carrera Diez. Fraternidad Misionera Verbum Dei