Participar, relacionarnos y transformar

Las claves que nos deja John Paul Lederach para la construcción de paz

Segundo de derecha a izquierda, John Paul Lederach, durante su intervención en la Universidad Nacional

Segundo de derecha a izquierda, John Paul Lederach, durante su intervención en la Universidad Nacional

El pasado 23 de septiembre, el sociólogo menonita John Paul Lederach compartió con los asistentes a las Jornadas académicas: Construcción de paz y retos del posacuerdo, algunas claves para afrontar el posconflicto en Colombia. Este evento se enmarcó en la celebración de los 30 años del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales IEPRI de la Universidad Nacional de Colombia. Las palabras del profesor Lederach resultan proféticas, especialmente hoy, cuando la respuesta al plebiscito sobre el Acuerdo interpela a la sociedad colombiana.

Solucionar sin transformar

De las comunidades africanas e indígenas el profesor Lederach aprendió algo fundamental: “solo conocemos lo que hemos vivido”, por eso el pasado no está detrás de nosotros, sino en frente. De manera que en el presente existen imaginarios del pasado que determinan el futuro. En la construcción de paz es fundamental “abrir espacios colectivos para trabajar e imaginarnos juntos horizontes a los cuales caminamos y nos orientan” así tarden. La noción de tiempo debe extenderse al mediano y largo plazo, porque “el cambio es lento y requiere mantener viva la imagen del horizonte”. Las soluciones que se plantean a corto plazo corren el riesgo de “resolver un conflicto y no cambiar nada”. Transformar es entonces una prioridad, porque “significa entender cuáles son los procesos de cambio que buscamos apoyar y el contenido de un conflicto”, sin dejar de contemplar “los patrones en el tiempo y el contexto relacional”.

Paz territorial

Como parte fundamental de la jornada, se abrió un espacio a las experiencias de la paz territorial que han surgido de las más hondas necesidades de las comunidades y se han movilizado a través de la participación ciudadana y del liderazgo social. Para Katherine Torres, representante de Por una paz completa, la paz en la que han venido trabajando con su comunidad no es solo de nombre, sino de “relación con el territorio” y con un “conflicto no solo armado, sino también social”. Por esa razón, piensa que la paz debe incluir reflexiones sobre modelo de participación, “especialmente en la actividad económica extractivista”. Javier Moncayo, director del Programa de Desarrollo del Magdalena Centro, relata los desafíos del diálogo con los ganaderos de la zona. Afirma que de 38 millones de tierras dedicadas a la ganadería, solo 8 millones tienen esa vocación. Esta práctica ha promovido la deforestación, el desplazamiento y el deterioro de fuentes de agua. Ante este diálogo improbable, cree que el trabajo desde las bases se debe complementar con políticas ambientales del Estado. Por su parte, Luis Olmedo Martínez, exdirector del Jardín Botánico, comentó su inquietud frente a “los espacios de poder” que dejarían Las Farc en algunas zonas y que debería ocupar la institucionalidad, pero que históricamente ha desatendido. Aunque la paz nace en el corazón de las personas, le preocupa “cómo hacer para que el entusiasmo se mantenga, así el Estado sea precario”. Una de las representantes del Congreso de los Pueblos y Minga, Pilar Ramos, anotó que esta coyuntura del Acuerdo ha permitido “poner en debate el contenido el alcance y el sentido de la paz” y entender que “terminar la guerra es necesario, pero insuficiente”, sobre todo, ha visibilizado “un acumulado histórico en los territorios y en los procesos en torno a la construcción de paz (entendida como justicia social y vida digna) que se ha manifestado como movimiento social por la paz y como estrategia de resistencia, movilización y construcción de cambios”.

“Está en sus manos”

“Alguna vez, estando en la frontera entre Irak y Pakistán, un anciano me preguntó: ¿cuál es la solución para Afganistán? Le respondí: no tengo una solución, tengo una historia. Un sabio estaba con tres de sus discípulos que llegaron con una pregunta, para probar si era o no sabio. Le dijeron: maestro, en nuestras manos hay un pajarito. Usted, que es tan sabio, ¿nos puede decir si está vivo o muerto? Los discípulos tenían todo planeado para desmentir al maestro. Si el sabio decía que estaba vivo, antes de abrir las manos, matarían al pájaro; si decía que estaba muerto, abrirían las manos y lo dejarían volar. El maestro les respondió, luego de un silencio, no puedo decirles si el pájaro está vivo o muerto, lo que sí puedo decirles es que ése pájaro está en sus manos. A menudo he pensado esto de Colombia, esta cuestión está en sus manos”, John Paul Lederach

Abrir relaciones

Para Lederach la resolución de conflictos es sistémica. Contempla procesos de cambios simultáneos y dependientes. Esta teoría del cambio, afirmar el profesor, requiere un liderazgo visible, pero también una amplia participación, que aunque invisible, responda a las necesidades reales de las comunidades. Entonces, hay dos desafíos simultáneos. El de la mesa de negociación: “bajar” a la población lo negociado y el de los movimientos de base: articularse entre sí. La paz, más allá de ser la respuesta institucional, tiene que ver con “la calidad de relación que la gente se propone y está dispuesta a construir, sobre todo, cuando hay y han habido años de guerras de fragmentación, de daño y de pérdida”. Esta capacidad de relacionarse con otros significa el reto de “abrir relaciones” con personas que piensan diferente, superando la presión de la polarización y del conflicto y “sostener en el tiempo esa relación que crea posibilidades”.

Atender a las brechas del contexto relacional: el poder y la inclusión, la deshumanización, la identidad y los patrones de interacción que durante tanto tiempo han fragmentado al país, son parte de las profundas transformaciones a las que estamos llamados los colombianos que deseamos la paz.

Biviana García

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