Otro obispo alemán frente a la ultraderecha: “Me recuerdan los momentos más oscuros de nuestra historia”

Heiner Wilmer reitera que no es una opción votar o apoyar a la AfD: “El nacionalismo étnico es incompatible con el cristianismo”

La Iglesia germana no pierde ocasión para mostrar su frontal oposición a la ultraderecha, representada fundamentalmente por el partido Alternativa por Alemania (AfD). Si ya a finales de enero varios obispos acudieron a manifestaciones contra esta formación en sus ciudades (Georg Bätzing, presidente del Episcopado, no faltó a la que se convocó en Limburgo), el tema también estuvo presente en la última Plenaria de los obispos, celebrada semanas atrás en Augsburgo.



De hecho, los pastores hicieron público un comunicado en el que reiteraron que “los partidos de ultraderecha y aquellos que se mueven en el límite de esa ideología no son un ámbito en el que los cristianos puedan hacer trabajo político y no son aptos para que los cristianos voten por ellos”. Así, “con toda claridad”, en un mensaje dirigido a los fieles católicos que apoyan a AfD, los prelados alemanes sentenciaron que “el nacionalismo racista es incompatible con la visión cristiana de Dios y del ser humano”.

Defensa de la democracia

Un mensaje que acaba de ser recuperado con fuerza por el obispo de Hildesheim, Heiner Wilmer. Entrevistado por ‘Katolisch’, el portal oficioso de la Conferencia Episcopal Alemana, enfatiza que “siempre debemos defender los valores y principios básicos de la democracia, porque toda democracia puede estar en riesgo”. Algo que, de hecho, está ocurriendo ahora mismo en su país, donde parece que no generan suficiente alarma algunas de las afirmaciones de “los principales políticos del partido AfD”, como la que desliza que “podremos vivir sin problemas con entre un 20 y un 30 por ciento menos de personas en Alemania”.

Ante discursos así, “es bueno que la gente se levante y contraataque”. También que “salga a la calle”. Pero, sobre todo, la actitud clave es la de tener “una mayor concienciación de cara a las próximas elecciones, especialmente en este año súper electoral”.

Responsabilidad de los cristianos

Algo en lo que los “cristianos” han de desempeñar un papel clave, mostrando “nuestra postura clara respecto de los cimientos sobre los que nos sustentamos, empezando por el hecho de que “el nacionalismo étnico es incompatible con el cristianismo”. Puesto que no puede haber “distintos grados en la dignidad humana”, se debe denunciar públicamente que “esto viola los principios de la Biblia, el conocimiento del libro del Génesis de que todas las personas están hechas a imagen de Dios. Con esta imagen de Dios no se puede hacer distinción”.

Otro reto pasa por el lenguaje, siendo urgente recordar hasta la saciedad que “hablar de ‘tierra alemana’ y de ‘sangre alemana’ no tiene sentido”. En cuanto a que el significado de las palabras importa, y mucho, Wilmer señala, en clara referencia a la época nazi, que “estos discursos me recuerdan los momentos más oscuros de nuestra historia”.

Denunciar su hipocresía

Por ello, las Iglesias cristianas, tanto la católica como la luterana, que aglutinan a decenas de millones de alemanes, tienen una responsabilidad que no pueden ignorar. Así, para el obispo de Hildesheim, “pueden decir con toda claridad que ciertas posiciones simplemente no funcionan”. Lo que también pasa por “defender los derechos humanos” de un modo activo. ¿Cómo? “Por ejemplo, cuando se trata de la protección especial de la vida desde la concepción hasta la muerte natural, debemos oponernos claramente a los dobles raseros”. Así, cuando en AdF u otras formaciones xenófobas aseguran “defender la vida”, urge responderles que “es inaceptable e incompatible con el cristianismo pensar en proteger la vida de forma nacionalista”.

Finalmente, Wilmer tiene claro que este fenómeno social ha de ser abordado en “nuestras academias y parroquias, para que despertemos. Hablemos abiertamente de ello con la gente y no pensemos ingenuamente que el ascenso del extremismo de derecha es solo una ola que pasará. Me temo que no será así. Necesitamos una cultura clara del debate que no rehúya el conflicto”.

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