Obispos de Bélgica: fin del celibato obligatorio y diaconado femenino, ¿por qué no?

Los prelados han preparado el borrador de un documento donde exponen sus peticiones de cara a la próxima Asamblea del Sínodo de octubre de 2024

papa francisco sinodo

En vísperas del Sínodo de octubre de 2024, los obispos belgas han hecho público el borrador de un documento que llevarán a Roma y en el que piden de manera directa el diaconado femenino y la abolición del celibato obligatorio. Para ello, han partido de tres prioridades: en primer lugar, “una Iglesia misionera sinodal requiere un diálogo abierto con los acontecimientos actuales en el mundo que nos rodea”, por lo que “no puede limitarse a un camino de sentido único al proclamar la Buena Nueva al mundo”.



Así, piden al Sínodo que “defina las tradiciones eclesiales como dinámicas y en constante desarrollo”. Del mismo modo, han pedido “estímulo para dar forma concreta a la descentralización de ciertas decisiones en la Iglesia, permitiéndonos trabajar juntos en unidad con una diversidad más legítima”, así como “una concreción de la ‘rendición de cuentas’ de los obispos en una Iglesia sinodal”.

Ordenar a los ‘viri probati’

En cuanto al lugar de la mujer en la Iglesia, los obispos exigen “luz verde para tomar ciertas medidas por conferencia episcopal o reunión episcopal continental. Por lo tanto, otorgar una mayor responsabilidad pastoral a las mujeres y la ordenación de mujeres como diaconados no tiene por qué ser universalmente obligatoria o prohibida”.

“Durante mucho tiempo ha habido fuertes dudas sobre la obligación del celibato para los sacerdotes y diáconos que enviudan”, añaden los prelados, reconociendo que sienten “la necesidad de redescubrir el carácter simbólico-sacramental del ministerio ordenado”. “Pedimos que los sacerdotes y diáconos asuman cada vez más su responsabilidad pastoral en equipos en los que los laicos también tengan su lugar y su tarea”, subrayan.

Por otro lado, los obispos hablan de ordenar sacerdotes a los ‘viri probati’, la cual, del mismo modo que la ordenación de las mujeres, “no debería ser universalmente obligatoria ni prohibida”, escriben los obispos.

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