Mario Sandoval

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“¡Para que les guste la física!”

Mario Sandoval ha vivido la mayor parte de su vida docente en Soacha como profesor de física de la Institución Educativa San Mateo (IESMA). Al evocar su experiencia educativa en la infancia, reconoce que la educación en Soacha estaba enchapada a la antigua y basada en el castigo: “nací con un don bastante particular en la vida, pero mi profesora de escuela me quitó todas las posibilidades. Para ella, lo más importante, era la quietud”.

En ese tiempo, su pasión por “pintar el mundo a brochazos y darle su propio sentido” fue disminuyendo en la medida que la escuela sofocaba sus búsquedas creativas. Mario no encajaba en el “patrón” educativo y disciplinario de la época. “Al concluir la primaria, confiesa, terminé anulado casi totalmente”. Durante el bachillerato la situación no fue diferente y su desmotivación muy pronto repercutió en sus resultados académicos. Repitió octavo grado en tres oportunidades. Recuerda que su profesor de álgebra no lograba motivarlo: el tablero en blanco y negro, atiborrado de símbolos insignificantes, lo distanciaba cada vez más de cualquier intento de aprendizaje.

Su historia dio un giro inesperado cuando conoció al profesor Ricardo Aguirre en el Colegio Departamental Integrado de Soacha, quien se empeñó en rescatar el “don particular” que tenía Mario. El profesor Aguirre redescubrió las cualidades innatas de aquel estudiante de bajo rendimiento académico que en poco tiempo descrestó a sus maestros y se postuló como uno de los más adelantados de la clase. En adelante comenzó a escribir una nueva página en el complejo entramado de experiencias educativas del municipio, primero como estudiante y después como docente. Estudió licenciatura en matemáticas y física en la Universidad Antonio Nariño, y se atrevió a ser un profesor diferente.

Andrés Bolívar, estudiante de psicología de la Universidad Nacional, aún recuerda las clases de física de Mario cuando cursaba undécimo grado en IESMA: “desde que recibí la primera clase pude notar de inmediato que era algo distinto. Yo estaba acostumbrado a recibir clases comunes y corrientes: maestro, tablero, silencio, notas, en fin, personajes escueleros que nunca se olvidan. Mario fue más cándido que uno de esos maestros, más ruidoso y colorido que esas aulas grises de antaño, y las notas y el tablero no eran sus aliados más preciados a la hora de dar sus clases. Este maestro es diferente”. También añade que “es difícil dar con personas tan apasionadas, que se esfuerzan cada día por cambiar un poco el mundo tosco en el que viven: ¡qué bueno es saber que hay maestros que ven su labor no solo como un trabajo, sino como el goce de sus vidas!”.

Una experiencia amigable

Mario se especializó en pedagogía de la lúdica para el desarrollo y en telemática e informática. Con estas herramientas ha consolidado una innovadora experiencia de enseñanza-aprendizaje “¡para que les guste la física!” a sus estudiantes.

“Desde que tengo uso de razón siempre me ha interesado comprobar a través de mis sentidos cómo funcionan las cosas –explica–, centro mi atención en la cinestésica del aprendizaje, y esta idea ha estado presente desde que empecé mi trayectoria como docente”.

Como profesor nunca se ciñe a un libro exclusivamente, por el contrario explora y se apropia de estrategias para que sus clases sean interactivas, por medio de juegos, experimentos, animaciones, concursos, análisis de videos y evaluaciones participativas. Está convencido de que hay múltiples posibilidades para explicar un fenómeno físico, como la solución de problemas cotidianos y la incorporación de las TIC para provocar una experiencia amigable y significativa. Antes de llegar al aula física, sus estudiantes deben participar en el aula virtual a través de masabe.es.tl, la web que creó para que accedan a las temáticas que posteriormente serán discutidas. Los resultados son positivamente imprevisibles. Además de valorar las habilidades y los conocimientos que los jóvenes poseen, tal como lo hacía el profesor Aguirre con él, está convencido de que “el conocimiento se da a partir de la construcción que surge en el hacer con el otro”.

Con su particular forma de humanizar la física, tornándola accesible, apasionante, y sobre todo muy útil, Mario ha consolidado una propuesta educativa “hecha a pulso”. Los reconocimientos no se han hecho esperar. Ha sido candidato al premio Compartir al Maestro y en marzo de 2015 la Revista Semana Educación destacó que con su método educativo “todos quieren clase de física”. Sin embargo, el mejor reconocimiento es el que recibe de sus estudiantes que, al igual que Andrés, consideran que ¡es un maestro diferente!

Texto: ÓSCAR ELIZALDE PRADA Foto: ARCHIVO PARTICULAR

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