Héctor Fabio Henao aclara que la Iglesia “solo es acompañante” (y no toma partido) en los diálogos entre el Gobierno y la guerrilla

El delegado de las relaciones Iglesia-Estado por la Conferencia de Obispos de Colombia detalla su papel mediador del conflicto

Héctor Fabio Henao, delegado de las relaciones Iglesia- Estado por la Conferencia de obispos de Colombia, habló sobre los diálogos entablados entre el Gobierno y el Ejército de Liberación Nacional (ELN).



Al respecto, aseguró que la Iglesia sólo es acompañante “no está allí a título de ser parte de la negociación como parte de los dos equipos que tienen que tomar las decisiones” y precisó: “Nosotros no somos negociadores”.

Toda vez que algunos sectores han querido ligar a la Iglesia a un bando u a otro en un país atravesado por la violencia y la polarización.

“Acompañante quiere decir que es testigo de excepción. Acompañante quiere decir que recibe los acuerdos y que está atenta a que todo se haga en bien de la comunidad, que está atenta a que se avance en sobre la base del bien común”, aclaró.

La presencia de la Iglesia “busca que se avance en los diálogos bajo la perspectiva de lograr soluciones en favor de las víctimas y de las comunidades que más han sufrido y que son más vulnerables”.

El pastor que cuida el rebaño

El presbítero colombiano ha indicado que la perspectiva es propiamente pastoral, porque “la Iglesia óptica del pastor, que, viendo sus ovejas heridas, viendo sus ovejas afectadas, viéndolas perseguidas, viéndolas huyendo, hace todo lo posible por asegurarles un clima de vida estable”.

“El pastor sale al encuentro y sale también a las situaciones difíciles, a las situaciones de confrontación y busca soluciones a través de la palabra, del diálogo; a través de llevar un mensaje que es el de Jesucristo, príncipe de la paz”, apuntó.

Por tanto,la Iglesia no actúa solamente como “un ente que viene con unas ideas políticas o humanitarias solamente”, sino movida por la “la fuerza del Espíritu Santo que nos mueve, del llamado de Dios para el Padre, que nos dice que somos una sola familia”.

Cese al fuego

Henao explicó que, junto con Naciones Unidas, hacen monitoreo y verificación, puesto que “son dos palabras claves, porque monitoreo es acompañar, es hacer presencia, es hacer dinámicas pedagógicas, es establecer puentes entre las partes que están metidas en el conflicto”.

“La Iglesia en sus diócesis no califica los hechos, no establece juicios, la Iglesia lo que hace con su misión pastoral hacer el vínculo con las comunidades para que puedan expresarse”, acotó.

El trabajo de los sacerdotes en los territorios es “escuchar, de animar, de acompañar, de evitar, de prevenir que haya más violencias y de prevenir que el cese al fuego se rompa”. Un cese al fuego que “será progresivo”, por ahora, la mejor fórmula será evitar.

Por supuesto, “tendrá que irse ampliando hasta cobijar nuevos aspectos que le permitan al cese del fuego ya responder a otros clamores, otras urgencias, otras afectaciones de las comunidades, indudablemente dolorosas y graves, pero se comienza con una y un paso importante para proteger vidas humanas”.

El horizonte de la paz

Mientras destraban el tema de la violencia, Henao ha señalado que otro punto clave es la búsqueda de la paz y la reconciliación. Para ello, han involucrado a distintos sectores sociales para “discutir qué tipo de participación” debe primar sobre la negociación.

“Queremos lograr que se establezca un clima de reconciliación y de paz en el país” y para lograr este cometido se va a “requerir presencia de las diócesis y de sacerdotes, de mucha gente, de comunidades”.

“Ojalá que sigamos con mucho interés este proceso y miremos porque finalmente las decisiones que se tomen van a impactar en el futuro de la sociedad colombiana”, apostilló.

Además de los diálogos con el ELN, “en Buenaventura se acaba de iniciar el proceso de negociación con los grupos armados que hay allí y que han estado confrontados: Los Chotas y Los Espartanos. En Medellín también se está haciendo un esfuerzo”.

Toda vez que se tienden puentes con las llamadas disidencias. Son varias negociaciones en marcha y “en la medida en que la Iglesia sea invitada, se analizará y, pastoralmente, se tomarán las decisiones del caso, siempre bajo esa perspectiva, bajo la doctrina de paz”.

Foto: Juan Felipe Rubio

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