El mundo ve a Nicaragua “como un circo”

Una entrevista con el secretario del Episcopado describe la crisis institucional que sufre su país

(J. L. Celada) Califica de “desolador” el clima que vive hoy su país, hasta el punto de sentir que “el mundo nos ve como un circo”. Así de rotundo y pesimista se muestra el obispo de Chontales y secretario de la Conferencia Episcopal de Nicaragua, René Sándigo Jirón, en una amplia entrevista publicada el día 7 por el diario Trinchera de la Noticia de Managua. En su opinión, la crisis actual no es social, sino institucional, aunque “la sociedad es la que más sufre”. “Si la cabeza está de forma irregular –dice–, el cuerpo se resiente”. Y describe así la situación: “Se ha impuesto la insensatez sobre la sensatez, la anarquía sobre el orden, la inmoralidad sobre la moral, las tendencia del egoísmo sobre el bien común…”, con el subsiguiente mensaje al mundo, para el que “no dejamos de ser vistos como un circo”.

René Sandigo

A pesar de todo, el prelado constata que se mantiene viva la esperanza de un cambio, “pues existe un sector social que busca superar esta crisis que afecta a todos”. Para ello, “nuestro pueblo sigue orando”, en espera de que “salga esa luz que endereza los caminos”. Una oración que, a su juicio, ayudará a “cambiar el ambiente negativo por el positivo, para reemprender el camino del orden y respeto” en un escenario presidido por “demasiadas deformidades en la conducta de las instituciones”.

Preguntado por la reunión que la Conferencia Episcopal solicitó al Gobierno de Daniel Ortega y sobre la que no han obtenido respuesta alguna, Sándigo Jirón recordó y alabó la actitud “ejemplar” del Ejecutivo cubano, que “aceptaron la propuesta del Episcopado de Cuba para tratar temas tan agudos como el de los presos políticos” con buenos resultados. Una “imagen positiva”, que al Gobierno presidido por Raúl Castro le “suma réditos” ante el mundo.

Mayor radicalidad

Algo que no ha ocurrido en Nicaragua, donde “parece que hay mayor radicalidad que en estos países tan radicales como Cuba”. “No hemos logrado tener una conversación serena, tranquila, seria, que ilumine –se lamenta el obispo de Chontales–, dos o tres cabezas piensan mejor que una, si se compartieran los resultados sería mejor”. No obstante, “seguimos abiertos a que en cualquier momento surja una posibilidad para opinar, como ya lo hemos hecho en público, pero mejor es hacerlo con los implicados para obtener efecto positivo”, añade confiado.

Una actitud política por la que el Gobierno de Ortega ha perdido también 160 millones de dólares en ayuda internacional, hecho que el secretario de la Conferencia Episcopal explica así: “Estas instituciones se aprestan a ayudar a países necesitados y ponen sus reglas, eso no se interpreta como injerencia; de ser así, otras naciones les acusarían de inmiscuirse en los asuntos nacionales, casi nadie lo dice, no hay acusaciones, las reglas son normales, deben saber hacia dónde va su dinero”. “¿Qué pasaría si este dinero en efectivo cayera en malas utilidades? –se pregunta, prosiguiendo con su argumentación–. Tienen derecho a bloquear”.

En este punto, Sándigo Jirón aprovecha la ocasión para criticar la reciente manifestación en la capital contra el Fondo Monetario Internacional (FMI), a la que califica de “caricatura, maldiciendo la vaca que da la leche”. “Eso es ser malagradecido –dice–, por protestar contra quien te da de comer. Creo que es insólito utilizar recursos que ellos mismos te han facilitado para ir a protestar contra ellos: allí están los gastos por las banderas, el transporte, pólvora para morteros, viáticos y alimentación; posiblemente, es dinero que ellos prestaron y está siendo mal utilizado”. Por eso, entiende que es “justo” que investiguen a dónde va a parar ese dinero que se presta para atender las necesidades del país. “Las reglas del juego –insiste– no pueden verse como injerencia”.

La entrevista concluye solicitando la opinión del prelado sobre la participación de los funcionarios en la citada protesta, con el consiguiente cierre de hospitales y escuelas en horario laborable. “Los obligan, no van con convicción, van contra su conciencia, pero lo tienen que hacer, porque si no al siguiente día tienen carta de despido”, denuncia Sándigo Jirón, redundando en lo que ya recogía la última carta pastoral del Episcopado: la exención de toda responsabilidad a quienes son “casi llevados a la fuerza para poder mantener su empleo”. Algo que no sucedería si existiera un mercado laboral amplio, pero “el 60% de la población está en desempleo, y hallar trabajo es un loteriazo”, confiesa el obispo de Chontales.

En el nº 2.711 de Vida Nueva.

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