El arzobispo de Sevilla reúne a toda la comunidad educativa en la catedral: “Todo lo que sembréis seguro que fructificará”

En la Eucaristía participaron profesores de Religión, miembros de las asociaciones de madres y padres de alumnos, así como representantes de las diferentes entidades católicas de formación

Saiz Meneses

Unas 1.700 personas acudieron ayer a la catedral de Sevilla para participar en la misa de envío de la enseñanza católica en la Archidiócesis, que presidió el arzobispo, José Ángel Saiz Meneses, y que fue concelebrada por los sacerdotes que forman parte de las comunidades educativas de los numerosos centros de enseñanza de inspiración católica en la Archidiócesis.



En la Eucaristía, organizada por la Delegación Diocesana de Enseñanza y el Consejo Diocesano para la Educación Católica, participaron profesores de Religión, de escuelas y centros universitarios católicos, miembros de las asociaciones de madres y padres de alumnos (AMPAS), así como representantes de las diferentes entidades católicas de formación.

“Con esta importante participación, que ha superado todas las previsiones, se visibiliza la importancia que la Iglesia concede a un sector tan relevante de la sociedad”, destacó el delegado diocesano de Enseñanza, Juan Manuel Rodríguez.

Únicos y complementarios

Por su parte, el arzobispo de Sevilla expresó su alegría por poder acompañar a todos los asistentes en el inicio de curso “compartiendo el gozo, la emoción, las expectativas de un nuevo curso académico”.

Así, Saiz Meneses les alentó a que el nuevo curso no quede relegado a un itinerario exclusivamente técnico y académico: “Ha de ser un camino de crecimiento personal, una ocasión para hacer rendir los talentos recibidos, un tiempo para nuestra santificación; porque detrás de los objetos, de las materias, de los sucesos, de las personas, está la providencia amorosa de Dios”.

“Todos somos necesarios y complementarios”, recordó el arzobispo. “Cuando vivimos esa unidad y esa comunión-la suma de virtudes de capacidades de trabajos se convierte en multiplicación”. Asimismo, el arzobispo destacó que trabajar como educador católico es “un don que debemos valorar y que sirve de motivación para aspirar siempre a la excelencia, lejos de instalarnos en la rutina o la mediocridad. El trabajo, el esfuerzo, el sacrificio, la humildad, la solidaridad, serán la mejor respuesta a la gracia recibida y el camino para que se produzca un fruto abundante”.

Por último, Saiz Meneses recordó a los presentes que la variedad y complementariedad de carismas “componen un conjunto precioso con el que el Señor quiere hacer maravillas a través de vosotros”. Les animó a dejar “que el Señor lleve a cabo su obra”. “Todo lo que sembréis seguro que fructificará”, explicó. La Eucaristía finalizó con la oración del profesorado cristiano a la patrona de Sevilla, la Virgen de los Reyes.

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