EDITORIAL VIDA NUEVA | A mediados del mes de mayo, tras un año ejerciendo su labor, dejará la Embajada de España ante la Santa Sede la actual embajadora, María Jesús Figa.
Pese a ser un año difícil, puesto que se ha producido un cambio de Gobierno y de signo político, ha sabido estar a la altura de las circunstancias y ha mantenido la legación de la Piazza di Spagna con esa apertura que le confirió el anterior embajador, Francisco Vázquez. Mujer de carrera diplomática, ha sido trasladada a Finlandia y deja un buen balance de cordialidad en la Curia romana.
Es hora de medir los puestos en las embajadas más allá del color político y dar al perfil del diplomático un mayor reconocimiento. Cuando las embajadas, como la de la Santa Sede, se convierten en premio a labores de partido, puede peligrar este papel importante que ha logrado en los últimos años servir de catalizador de sensibilidades eclesiales y políticas.
En el nº 2.798 de Vida Nueva. Del 28 de abril al 4 de mayo de 2012
INFORMACIÓN RELACIONADA
- Entrevista: María Jesús Figa, embajadora saliente: “La Iglesia ha atravesado momentos más difíciles que los actuales”
- Desde Roma: El Vaticano da el plácet a Eduardo Gutiérrez como nuevo embajador ante la Santa Sede
- Opinión: Embajador(a), por Antonio Pelayo