Editorial

Levadura laical para transformar la realidad

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Tras un año en blanco, Mariano Rajoy asume la presidencia del Gobierno en una legislatura de incertidumbres. Ante un Ejecutivo en minoría, de la voluntad de unos y otros dependerá caer en una dinámica del bloqueo que precipite otros comicios o se trabaje desde la cooperación y la honestidad política al servicio del bien común. Esta vía del pacto y la negociación exige más esfuerzo, pero podría dar solución a los problemas reales de los españoles y estabilidad al país.

En este escenario, la Iglesia está llamada a promover esa cohesión social con humildad, sin renunciar por ello a la verdad y al lugar que le reconoce la Constitución.

En esta línea se expresa en Vida Nueva el secretario general de la Conferencia Episcopal, José María Gil Tamayo, al subrayar que “la Iglesia no es un partido ni un contrincante político”. Esta postura a favor de los ciudadanos compete a los obispos pero, como apunta Gil Tamayo, recae directamente en los laicos.

El compromiso público de los cristianos con la fe solo se logrará si se impulsa la mayoría de edad en el laicado, para que sea capaz de integrarse en esta compleja realidad sociopolítica como levadura que auspicie una verdadera transformación.

Publicado en el número 3.010 de Vida Nueva. Ver sumario

 


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