EDITORIAL VIDA NUEVA | La libertad conciencia es una de las grandes preocupaciones del papa Francisco. Devolverle a la religión su dimensión salvífica, redentora y humanizadora frente a los estereotipos que la anclan en un mundo donde no tiene cabida la razón, sino el fanatismo, y que algunos creyentes abonan con ahínco.
De ahí que, tras los asesinatos de los periodistas de Charlie Hebdo, el Papa haya reiterado en todas sus intervenciones públicas (tanto en el discurso al Cuerpo Diplomático como en Sri Lanka, primera etapa de un viaje que le lleva también a Filipinas) la necesidad, primero, de que los líderes religiosos condenen cualquier interpretación fundamentalista de la religión que justifique la violencia.
Y segundo, la importancia de testimoniar con el diálogo interreligioso que es posible transitar la senda de la paz, abandonando la del enfrentamiento entre culturas. Una tarea que nos compete a todos en nuestro acontecer diario.
En el nº 2.925 de Vida Nueva. Del 17 al 23 de enero de 2015
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