Editorial

Francisco confirma su opción en Asís

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papa Francisco visita Asís, niños enfermos y discapacitados en el Instituto Seráfico, 4 octubre 2013

EDITORIAL VIDA NUEVA | La visita pastoral que Jorge Mario Bergoglio efectuó a Asís el pasado 4 de octubre estaba llamada a ser histórica desde el mismo instante en que, como el papa Francisco, el primero en llevar ese nombre como pontífice, pisase el mismo suelo que tantas veces caminó descalzo quien está considerado como uno de los santos con mayor devoción popular, también entre aquellos que no tienen fe.

Pero dejando al margen estas consideraciones, que teniendo su importancia podrían llegar a ser intrascendentes si solo fuesen vistas como un formulismo que cubrir, la visita, efectivamente, ha tenido un gran relieve, como demuestra, una vez más, su importante eco mediático.

Ese eco reprodujo con fidelidad un aspecto que se adivina ya esencial en la forma en que este Papa se relaciona con los demás: la ternura, la emotividad, la cercanía, el abrazo, la caricia… A lo largo de una jornada que le hizo seguir las huellas del poverello desde su nacimiento a su muerte, se rodeó de los más indefensos y olvidados de una sociedad “envenenada por una cultura del descarte”.

Sus discursos, improvisados ante lo que iba viendo y la acogida que se le iba brindando, volvieron a ser mensajes de calado para esa Iglesia que sueña, esa que es “Madre y Pastora”, y cuya “mayor urgencia hoy es una capacidad de curar heridas y dar calor a los corazones de los fieles”, la que hoy se asemeja más a un “hospital de campaña tras una batalla”.

papa Francisco visita Asís, rezo ante el Cristo de San Damián, 4 octubre 2013

Rezo ante el Cristo de San Damián

Nada nuevo, volverán a argüir algunos. O tal vez sí: la determinación de continuar por esa senda de “Evangelio puro”, que es un camino previo a recorrer al de las reformas organizativas y estructurales. Tal vez desde ahí cabría interpretar el hecho de que el recién constituido consejo de cardenales –los ochos purpurados nombrados por él que le aconsejan en el gobierno de la Iglesia– le acompañasen a Asís y concelebrasen con el Papa la Eucaristía.

Es la oficialización de una forma que va tomando cuerpo, y puesta en escena desde un lugar tan emblemático como Asís. Y en esa forma, palabras que a nadie dejan indiferente. Las hay de hondo calado intraeclesial, que llaman la Iglesia “a despojarse de un peligro gravísimo, que amenaza a todos sus miembros, a todos: el peligro de la mundanidad”, ese que lleva “a la vanidad, a la prepotencia, al orgullo”.

Nada nuevo, volverán a argüir algunos.
O tal vez sí: la determinación de
continuar por esa senda de “Evangelio puro”,
aue es un camino previo al de
las reformas organizativas y estructurales.

Palabras también a los fieles, para que no caigan en la tentación, pretendiendo un cristianismo “sin cruz, sin Jesús, sin desprendimiento”, de convertirse en “cristianos de pastelería”. A Jesús, dijo, se le encuentra en las llagas del mundo, en la Eucaristía, en las personas como las que se acoge en Asís, en los niños, en los enfermos, en los ancianos, en los jóvenes atrapados en un presente que no les ofrece un futuro…

Y palabras, también, para ese mundo que ahoga tantas vidas. Unas horas antes, en el Vaticano, había pronunciado una demoledora –“vergüenza”– ante la catástrofe de Lampedusa. Ahora, “con la fuerza y la mansedumbre del amor”, volvió a clamar desde la ciudad de la paz por el respeto a la creación toda y por el fin de los conflictos armados.

Tal vez nada nuevo este programa de Francisco, pero revolucionario si se pone definitivamente en marcha.

En el nº 2.866 de Vida Nueva. Del 11 al 17 de octubre de 2013.

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