Editorial

Elecciones 23-J: cuando los extremos pueden con la centralidad

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Las elecciones generales han dejado tras de sí algo más que una encrucijada política. Aunque el Partido Popular (PP) se ha convertido en la primera fuerza de España, se ha quedado lejos de conformar un Gobierno en solitario, y tampoco parece que Alberto Núñez Feijóo cuente con socios para ser investido presidente. Del otro lado, para que Pedro Sánchez continúe en la Moncloa, necesitaría de un complejo sumatorio de escaños más allá del PSOE, que incluiría no pocos peajes. A la espera de estas negociaciones, se abre incluso la puerta a un bloqueo institucional que derivaría en otros comicios.



Resulta preocupante que PP y PSOE no sean capaces de llegar a acuerdo alguno en aras de la estabilidad institucional del país. Sobre todo, sabiendo que ambos han salido reforzados de las urnas frente a los extremos de Vox, Sumar, nacionalistas e independentistas. Los españoles han apostado por la centralidad, puesto que ambos suman el 64,75% de los votos. Descartada cualquier posibilidad de coalición entre ambos, al menos podrían actuar con la “altura de miras” que les proponen los obispos españoles para que primen “no las conveniencias partidistas, sino el bien de los ciudadanos”.

Pedro Sánchez

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