Editorial

A tiempo para redescubrir el potencial del Vaticano II

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EDITORIAL VIDA NUEVA | Medio siglo después, el Concilio Vaticano II vuelve a ser una realidad ilusionante. Tras décadas de sordina, es clara la apuesta por su revitalización de la mano del papa Francisco, y, por supuesto, no en aquella clave de ruptura con el Evangelio y la Tradición, como algunos se empeñaron en subrayar, sino de purificación de tantas adherencias encastradas con el paso de los siglos.

El 8 de diciembre, toda la Iglesia recordará el 50º aniversario de su clausura por Pablo VI, una oportunidad para agradecer lo que aquella cita ya nos ha legado, como una nueva conciencia de una Iglesia que deber ser servidora antes que servida, que redirigió la mirada a Cristo tras siglos de ensimismamiento, que redescubrió su vocación misionera, y, sobre todo, redescubrió su opción por los más pobres, quizás su mayor logro.

Pero esta fecha, apropiada para la acción de gracias, lo es también para reparar en que, en aquella línea conciliar, aún queda mucho por recorrer en el camino de la colegialidad, la corresponsabilidad de todo el pueblo de Dios o en acertar con la forma en que la Iglesia ha de hacerse diálogo con la sociedad. Así pues, un momento para celebrar, pero también para redescubrir todo su potencial.

En el nº 2.967 de Vida Nueva. Del 5 de noviembre al 11 de diciembre de 2015

 

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