José Beltrán, director de Vida Nueva
Director de Vida Nueva

¿Y las mujeres cofrades?


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MIÉRCOLES

‘Pueblo de Dios’ cumple 40 años en Televisión Española. Celebración en Prado del Rey. Felicidades para el programa que ya estaba en las periferias antes de que un Papa de lejos acuñara el término. Aplauso para Julián del Olmo, que vale tanto como cuentakilómetros misionero que como capellán ‘ad eternum de la casa’. Respaldo a Antonio Montero, porque no es fácil sacar adelante un proyecto audiovisual misionero hoy.



Reconocimiento por parte del consejero de Administración de RTVE, Ramón Colom: “Tendríamos que conseguir que la gente no lo etiquetase como un programa de curas, para que se den cuentan de que es un programa sobre la cultura religiosa. Se puede estar interesado en el hecho religioso sin necesidad de ser católico”. Y reivindicación del secretario general de los obispos, García Magán: “Televisión Española responde a su vocación de servicio público, de ser la televisión de todos los españoles”.

JUEVES

Las elecciones retrasarán las conclusiones de la comisión antiabusos del Defensor del Pueblo. Pero Gabilondo no está de brazos cruzados. Sigue recopilando datos, sigue reuniéndose con unos y con otros. Y unos y otros se sorprenden del grado de especialización alcanzado por el titular de la encomienda. Ni de lejos parece centrarse en lo truculento del asunto. Ha decidido bucear y no surfear. De la mano de la Iglesia, y no contra ella.

SÁBADO

Bautizo de Rafael. En San Antón. “Ya eras hijo de Dios, ahora eres hijo de la Iglesia”, sentencia el padre Ángel. Aceite, agua y luz. Sacerdote, profeta y rey. Me sigue dejando noqueado la dignidad regalada en el sacramento. Ni la Declaración de los Derechos Humanos. Asusta, por el compromiso que adquiere todo el que está a su alrededor. Por la condición de hermanos, que se nos olvida, con los que están esperando al fondo del templo para recibir un bocata.

LUNES

Los obispos andaluces publican una carta pastoral para las cofradías. Pertinente, al elogiar su capacidad para enganchar a tantos ausentes de la vida eclesial, y al poner los puntos sobre las ‘íes’ para que lo folclórico no entierre la fe. Un pero. Nula mano femenina en su redacción. Aunque la Virgen dé nombre al documento, no hay referencia alguna al camino recorrido por las mujeres cofrades en estas décadas. Ni se aprecia su entrega ni se las da un poco de aliento para que no sean nazarenas ni costaleras de segunda.