Enrique Lluc
Doctor en Ciencias Económicas

Un deporte frívolo


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Comenzamos año nuevo y muchas personas hacen sus propósitos de año nuevo. Se plantean cambios o promesas de transformación para realizar a lo largo del año. Esto es una buena señal, el afán de superación es algo positivo para las personas. Somos proceso y siempre es mejor superarse. De entre todos estos buenos propósitos, hoy voy a tratar uno bastante generalizado: hacer más ejercicio o más deporte.



Sabemos que el ejercicio es bueno para la salud. Andar, correr, nadar, ir en bicicleta o cualquier otra actividad física de una manera moderada es claramente beneficiosa para nuestro organismo. Una condición física buena nos permite mejorar nuestras constantes vitales, pero también nos facilita el desempeño de muchas actividades diarias que precisan de una cierta condición física, como pueden ser subir la compra a la casa, jugar con los niños, ayudar a nuestros mayores, acudir al trabajo, etc. No soy médico y no creo que sea necesario abundar mucho más en esto: los beneficios de una buena condición física para la persona creo que son innegables.

A pesar de esto, creo que, con frecuencia, el ejercicio y el deporte se ha frivolizado tal y como afirmé la semana pasada que había pasado con la navidad. Por qué afirmo esto, porque el objetivo del deporte va, con frecuencia, más allá de la mejoría física que nos produce. Por un lado están aquellos que practican deporte u otra actividad física tan solo para tener un aspecto físico más ajustado con los cánones actuales de belleza. Por otro aquellos para los que el deporte es una forma de superar sus marcas sin freno o de competir con otros para vencerlos.

Deporte, montar en bicicleta, naturaleza, ocio

Hacer marcas, superarlas, controlar nuestro aspecto exterior, cuidar la generación y el desarrollo de los músculos, competir, intentar vencer siempre al otro. Creo que todos son muestras de la frivolización del ejercicio deportivo. Practicar deporte ya no es algo que nos ayuda a vivir, a profundizar en nuestro ser, a tener unas condiciones adecuadas para la vida y para poder ayudar a los otros, sino que busca el propio solaz, el verse mejor y estar contento consigo mismo porque vamos superando las metas que nos planteamos.

Objetivos superficiales

Una práctica que nos puede ayudar a ser más y mejores y, en especial, a aportar a los demás lo que somos gracias a nuestras buenas condiciones físicas, se convierte en algo que solamente se hace para uno mismo, que tiene objetivos tan superficiales como un cuerpo más ajustado a lo que creo que es más bonito, un superar constantemente mis propias metas o ganar al equipo contrario. Algo importante vuelve a convertirse en una actividad con fines frívolos, que no me ayudan a crecer como persona o a construir una sociedad mejor.