José Lorenzo, redactor jefe de Vida Nueva
Redactor jefe de Vida Nueva

Escuelas Católicas y el Santo Rencor


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(José Lorenzo– Redactor Jefe)

“La escuela católica concertada, que ya hace malabarismos económicos, tendrá que seguir apretándose el cinturón. Y sus profesores, un par de agujeros (…). Con esta preocupante noticia, sin embargo, la Cofradía del Santo Rencor da por escuchadas sus letanías”

Además de a Zapatero y a Urkullu, por razones obvias, ya sabemos que los Presupuestos Generales del Estado para 2011 también le han gustado, aunque por motivos mucho más peregrinos, a la Cofradía del Santo Rencor. Resulta que a sus miembros les ha producido un gozo casi místico saber que Escuelas Católicas, la organización que aglutina a más de dos mil colegios religiosos concertados en toda España, va a tener el próximo año más difícil seguir con su labor educativa y mantener la nómina de sus más de ochenta mil trabajadores debido a que esos presupuestos contemplan una reducción del módulo de conciertos, que se traducirá en una rebaja del 5% en los gastos de personal docente y en un 1,67% en los destinados a funcionamiento. Esto quiere decir que la escuela católica concertada, que ya hace malabarismos económicos –a pesar de lo cual es capaz de ofertar escolarización de calidad a la mitad de coste que la escuela pública–, tendrá que seguir apretándose el cinturón. Y sus profesores, un par de agujeros, pues con el recorte que ya les aplican las comunidades autónomas, los maestros (lástima de esta palabra en desuso) perderán un 10% de su sueldo…

Con esta preocupante noticia, sin embargo, la Cofradía del Santo Rencor da por escuchadas sus letanías. Así –recitan sus cofrades–, cuanto peor, mejor, para los religiosos y religiosas que no se avinieron a boicotear en sus colegios la Educación para la Ciudadanía a cambio de un puñado de euros que ahora les quitan; cuanto peor, mejor –repiten–, para esas congregaciones que no han seguido a algunos pastores en su pulso con el Gobierno y, en cambio, se han aferrado a su ideario; cuanto peor, mejor, en fin, para unas congregaciones religiosas que han perdido su esencia –y sus ropajes– por mezclarse con el mundo y atender a los signos de los tiempos, a todas luces equivocados.

La inquina y el malhumor han vuelto a encabezar las procesiones de acción de gracias de esta cofradía. Ni aun estando contentos han podido disimular.

En el nº 2.726 de Vida Nueva.