Sobre “la mejor JMJ de la historia”

(Carlos García Aguirre– Talca, Chile)Acabo de leer el número 2.654 de Vida Nueva, aunque llega atrasado. Lo de la futura reunión del Papa y los jóvenes en portada lo titulan: “La mejor JMJ de la historia”. Lo mismo afirma en página 12 Santiago de la Cierva [director de comunicación del evento]. Triunfalismo anunciado. 

Preparativos: iconos de la Virgen, “adorar” la cruz de los jóvenes, o Jesús de Medinaceli (no el de Nazaret). El señor [Gregorio] Roldán [delegado de Infancia y Juventud del Arzobispado de Madrid] habla de un gesto de evangelización grandísimo… (aunque no se mencione el Evangelio), para que no sea sólo fuegos “artificiales”… porque podrían serlo.

Más preparación: Javier Igea [director del Departamento de Pastoral de la Juventud de la CEE] va a invitar a los jóvenes a la “adoración al Santísimo, la confesión, celebración de la eucaristía -¿y es que no asisten?-, convivencias… actividades deportivas o culturales”. 

O sea, va a haber mucho incienso, abundante adoración de imágenes, mucha oferta de Sacramentos, y otras cosas. Pero no va a ser central la Predicación del Evangelio. El Nuevo Testamento, ¿no está en los preparativos? No se ve, al menos en la información que comento. 

Tampoco aparece la Palabra como “Sacramento Original” y fundante de los demás. No está. 

La parte eclesiástica más conservadora anuncia que llegarán dos millones de muchachos, y triunfalmente si así fuera, se me ocurre una pobre idea: prepare desde este momento dos millones de Nuevos Testamentos, ojalá con notas explicativas y oportunas al pie; pidan consejo a quien sepa presentar su contenido al joven de hoy, y rueguen al Espíritu Santo (que tampoco se menciona en la información) que reciban la Palabra que “purifica”, “limpia”, “hace libre”, alegra, reencanta el sentido de vivir. Esto debiera ser lo central; sin excluir los aspectos arriba mencionados. 

Y si en vez de dos millones fueran doscientos mil, prioricen igualmente la Palabra de la Vida. En vez de triunfalismo, el centro de la Escritura. Quizá así no parezcan “fuegos artificiales”. 

En el mismo número, página 13, aparece el “lazo” del aborto en Cofradías de Semana Santa. Y el correspondiente rechazo. ¡Por Dios! Cómo no se les ocurre a esas procesiones anunciar con fuerza y poder el kerigma. Con grandes carteles, llevar también visiblemente aquel himno de Filipenses (kenosis). O con audiovisuales proclamar a todos lo de Pedro: “Dios resucitó a Jesús… y nosotros somos testigos”. Quienes oyeran esto, quizá, luego, podrían entender y valorar la prédica moralizante; pero no lo contrario. 

Se nota que el sector de “Iglesia del no” quiso meterse en las Cofradías; ojalá que el rechazo recibido les enseñe algo. 

En el nº 2.660 de Vida Nueva.

Compartir