Pablo d’Ors y la oración

JOSÉ GONZÁLEZ PALMA (BUJALANCE, CÓRDOBA) | Formidable su artículo A la renovación por la oración, en el número 3.000 de Vida Nueva. En él señala como necesidad primordial de la comunidad cristiana la renovación en el Espíritu, propiciada por la oración. Oración que consiste en “permitir que Él vaya entrando en nuestro ser”.

Ello implica valorar y experimentar el silencio –mejor, el silenciamiento– interior, que lleve a la contemplación, necesidad de todos y que, al estar en la base de la vida del cristiano –“cristiano es aquel que ha escuchado la llamada a estar en Dios”– exige a todos –laicos, militantes, catequistas, religiosos, sacerdotes, obispos– un replanteamiento vigoroso de la pastoral.

Hay una afirmación en el artículo que reclamaría del autor una ulterior profundización y clarificación; bien podría ser –es una modesta sugerencia– en alguna próxima La Última. Si el camino es para todos, si todos estamos llamados a él, ¿qué sentido tiene decir que “no es factible estar en Dios y, al mismo tiempo, en otras muchas cosas”? Pienso en tantos laicos cristianos que, por sus innumerables tareas familiares, laborales, sindicales, políticas…, están comprometidos “en otras muchas cosas”. ¿A ellos no les es factible responder a la llamada a “estar en Dios”?

Junto a mi agradecimiento, hondo y cordial, por sus frecuentes y valiosas aportaciones, le pido a Pablo d’Ors su respuesta a esta importante cuestión.

Publicado en el número 3.017 de Vida Nueva. Ver sumario

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