Los cabildos tienen la palabra

(Joaquín L. Ortega– Sacerdote y escritor)

“No sólo hace falta que haya hoy producción cristiana, que la hay. También es imprescindible que haya lugares y facilidades para su adecuada divulgación”

Abunda hoy la persuasión de que no se produce ya arte cristiano como tal. Una cosa es que la Iglesia haya perdido su secular primacía cultural y otra que haya que publicar la esquela mortuoria del arte cristiano.

De vez en cuando surge una presencia o una figura que desautoriza estas persuasiones negras y derrotistas. Así interpreto yo la exposición de la pintora Teresa Peña (1935-2002) en la catedral de Burgos. Teresa fue en su tiempo la primera dama de la pintura española. Tanto que fue la primera mujer en alzarse con el Premio Roma, en el año 1965. Por razones que no son del caso, fue desvaneciéndose su nombre hasta caer prácticamente en el olvido.

Ahora, tras su “resurrección burgalesa”, han quedado patentes sus méritos artísticos, su poderío creativo y la hondura genuinamente religiosa de su pintura. ¿Pero qué catedrales (o monasterios) primarían hoy estas exposiciones sobre otras ofertas de dudosa o nula identidad cristiana? Como comisario de la exposición citada -Encuentro en la luz-, tuve la oportunidad de pasear por ella a varias decenas de canónigos de todas las catedrales españolas, en su reunión anual. De ahí este requerimiento a ellos dirigido. No sólo hace falta que haya hoy producción cristiana, que la hay. También es imprescindible que haya lugares y facilidades para su adecuada divulgación. ¿Qué tal un circuito o una cadena de catedrales, mancomunadas, dispuestas a servir de plataforma o de escaparate a artistas y obras de calidad probada y de notoria identidad cristiana?

¡Los cabildos tienen la palabra!

En el nº 2.630 de Vida Nueva.

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