Manifestaciones en contra del aborto, ¿sí o no?

(José A. Galindo Rodrigo, oar- Valencia) Contrario a las manifestaciones a favor de la vida y en contra del aborto se posiciona un cura de Fuenlabrada en una carta que aparece en el nº 2.698 de Vida Nueva. Lo llamativo es que aduce unos argumentos cuya inconsistencia se concreta en un sofisma bastante vulnerable. Dice que “nunca la Iglesia se ha manifestado en la Plaza de Lima en favor de los presos y sus familias”, pero sí “contra el aborto”. Tal comparación no es razonable, porque contra los presos y sus familias no ha elaborado el Gobierno una ley que permita eliminar la vida de ninguno de ellos, ni tampoco está extendida en España ni en Europa una cultura y una cierta aprobación social que permita acabar con sus vidas, como sí ocurre con los no nacidos.

Precisamente, en toda Europa está prohibida la pena de muerte contra los homicidas y asesinos. Comparar ambos casos es algo sin fundamento: la diferencia entre unos y otros es no sólo cuantitativa, sino también cualitativa. No me opongo a que se hagan manifestaciones en favor de esos presos de Navalcarnero, pero la urgencia es mucho menor que la que concurre en el caso del aborto, que implica la muerte de inocentes, que, por cierto, no lo son los presos, aparte de algún caso excepcional. Seguro que este sacerdote ayuda y consuela mucho a los presos y a sus familias, lo cual es digno de alabanza y hará que el día del juicio esté a la derecha del Señor. Pero conviene enfriar la cabeza para ver la distinción entre unas cosas y otras. Respecto de lo que dice de los pobres se podría hacer una argumentación similar. Idea clave: en este momento, en España, con la nueva Ley del aborto, a nadie va a acechar más la muerte que a los no nacidos.

En el nº 2.703 de Vida Nueva.

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