CHILE – Se realiza el Mes de la Solidaridad en un ambiente de crisis

Inspirado en san Alberto Hurtado, la Iglesia quiere que se “incentiven un nuevo clima nacional que contribuya a la recuperación de la confianza”

“En estos últimos meses Chile está viviendo una profunda crisis de confianza, de legitimidad, de individualismo, de falta de referentes. En muchos casos las decisiones se toman midiendo beneficios personales, al parecer sin tener en muchos casos una preocupación por lo que pasa en el país, por la justicia, por los desafíos que queremos asumir”, afirma la convocatoria al Mes de la Solidaridad 2016, que se celebra durante este mes de agosto. Esta actividad es animada cada año, desde el 2008, por un conjunto de organizaciones eclesiales para promover una cultura de la solidaridad, bajo el ejemplo de san Alberto Hurtado, cuya festividad se celebra el 18 de agosto.

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La Conferencia Episcopal de Chile (CECH), el arzobispado de Santiago, la Fundación y el Santuario del Padre Hurtado y el Hogar de Cristo se reúnen para proponer materiales de apoyo a las actividades que sugieren para realizar durante el mes. “Queremos animar la esperanza de construir un Chile justo y solidario, visibilizando los espacios donde hace falta más equidad y destacando las acciones solidarias que se realizan permanentemente en los distintos espacios”, expresan los organizadores.

Siempre atentos a lo que ocurre en el país, para 2016 indican que “en el Año de la Misericordia queremos escuchar atentamente los signos de los tiempos que nos presentan los últimos meses de nuestra historia nacional y eclesial. Aunque reconocemos muchos signos positivos, como el mismo Año de la Misericordia, tenemos que asumir que uno de los temas más difíciles es cierto ambiente de desconfianza, incentivado por diversos escándalos a nivel eclesial, político, económico y social, que se ha instalado cada vez más fuerte entre nosotros”.


Encuentro nacional

Este diagnóstico ha tenido un potente y explosivo aporte en estas recientes semanas desde ámbitos muy diversos. El más impactante fue la entrevista del ex presidente Ricardo Lagos en la que, aludiendo a la situación de crisis que diagnostica en el país, sostuvo: “Creo que es la peor que ha tenido Chile desde que tengo memoria. Dejo aparte, por cierto, el quiebre de nuestra democracia el año 1973, cuando el país se dividió en dos”. Complementa diciendo: “combatir la colusión, la corrupción, los abusos, los privilegios al día de hoy ya no es una agenda de derecha ni de izquierda, sino que responde a la necesidad de llamar a un gran encuentro nacional de todos para recuperar la confianza”. Y remata: “yo no sé si el país aguanta año y medio con esta crisis”.

Otros que hacen un llamado a un gran encuentro nacional ha sido la Masonería en su Declaración de Osorno emitida a mediados de julio: “Hemos analizado estos problemas y considerado que debe retomarse una agenda republicana para restaurar esos principios inspiradores de una buena política pública”. Llaman a abordar algunos temas específicos como la educación, la salud, el bien común y concluyen con un llamado “al más vasto encuentro nacional alejado de estrechos intereses políticos”.

Ya en el pasado abril, en su mensaje conclusivo de la Asamblea Plenaria de la CECH, los obispos habían entregado también un diagnóstico preocupante: “También hemos compartido nuestra inquietud por el cuestionamiento a la ética pública, a la relación entre dinero y política y a la decepción que diversos casos judiciales han originado respecto de instituciones y líderes. Creemos que la transparencia y la justicia son indispensables para la convivencia, pero también el respeto por la dignidad de las personas, la serenidad en las reacciones y la búsqueda del bien común. Lo peor que podría ocurrirle al país, en la antesala de elecciones municipales, es despreciar o subvalorar la política y el servicio público. Necesitamos políticos que trabajen infatigablemente en la búsqueda del bien común”.


Solidaridad coherente con la fe

Ante este escenario, este Mes de la Solidaridad invita a “pensar en nuestro país, y recordar que, en este Año de la Misericordia, todos hacemos Chile. Queremos despertar el deseo de arriesgar, jugándonos por Chile, apostar por sus habitantes, por los más empobrecidos, al modo de san Alberto Hurtado que fue capaz de amar con grandeza y generosidad a Dios y a su Patria, dejando una marca profunda de la cual somos testigos y herederos hasta el día de hoy. Porque ‘una nación, más que una tierra, es una misión que cumplir’”. Esta última frase es el lema de este año.

Para, los organizadores de esta iniciativa proponen que las actividades de solidaridad en este mes “incentiven un nuevo clima nacional que contribuya a la recuperación de la confianza” y facilite condiciones para “concitar propuestas para el país”. Como todos los años, el mes se cerrará con la caminata de la solidaridad que esta vez será el sábado 27, a la que suelen concurrir decenas de miles de jóvenes. También esperan la visita de la presidenta Michelle Bachelet al Santuario Nacional del Padre Hurtado el día 18 de agosto.

En Santiago, el cardenal Ricardo Ezzati dio inicio al Mes de la Solidaridad con la bendición de un albergue para personas que viven en la calle, en la comuna de La Florida. Durante la misa animó a los fieles a ser testimonio de solidaridad coherente con la fe llamando a “empeñarse en el servicio de la solidaridad hacia los hermanos que lo necesitan” y manifestó su intención de que estas iniciativas “despierten la fibra del corazón humano de todos los chilenos y que reconozcamos en el rostro del sufriente y del marginado a un hermano”.

Danilo Quilaqueo, quien lleva dos semanas alojando en el albergue señaló: “esto es una gran ayuda para todas las personas que están en mi situación, porque estamos más cómodos sobre todo ahora que hace más frío. Yo creo que nadie quiere dormir en la calle ni estar en las condiciones que muchos de nosotros tenemos que pasar día a día. Este lugar es un gran apoyo”.

ROBERTO URBINA AVENDAÑO. SANTIAGO

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